Sección: Editoriales / Suplemento Cultural
Dormir con el Elefante II
Por: Varios autores
29/01/2013 | Actualizada a las 11:38h
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por Roberto León González Alexandre
Agustín Basave (Monterrey, México 1958), con una
licenciatura y maestría en Ciencias políticas de la UNAM, ha obtenido el
Doctorado en el mismo asunto de parte de la Universidad de Oxford.
El hombre es, y ha
sido, académico, político, diplomático y periodista. Ha escrito, además, entre
otros tantos libros, uno titulado: Mexicanidad y esquizofrenia: los dos rostros
del MexiJano. De ese texto precisamente trata este artículo.
En lo político, Basave, fue uno de los más conspicuos fundadores
del Grupo San Ángel (1994). Amigo y colaborador de Luis Donaldo Colosio durante
su fallida campaña a la presidencia de la República.
Secretario ejecutivo de la COPPAL. Militante del PRI
durante muchos años, partido al que renuncia en 2002, luego de impulsar varios
movimientos disidentes en aras de refundar dicha institución política.
Embajador de México en Irlanda (2001–2004), posteriormente se suma al movimiento político
de la “Coalición por el Bien de Todos”
durante la campaña presidencial de López Obrador en el 2006. Por último, de
2007 a 2008, acepta la presidencia del “Consejo Consultivo del Frente Amplio
Progresista.”
Agustín Basave, entonces, ha sido protagonista de los
movimientos políticos e ideológicos más emblemáticos del México actual; y no
hay sino reconocer la sustancia y la prestancia política de una vida pública
asumida con toda la entereza posible.
Un extracto de Gringaderas y Gringonerías: Los efectos de
dormir con el elefante, capítulo VIII de Mexicanidad y esquizofrenia, libro
escrito por Basave, anduvo recorriendo la web. A mí correo llegó alguna vez
pero sin la autoría correspondiente, por lo cual, una vez que leí el libro, me
interesé en hacer un reconocimiento público al autor.
Por lo pronto se advierte que la certera analogía
paquidérmica se atribuye al ex primer ministro canadiense Pierre Elliot
Trudeau. Y si eso es así con Canadá respecto a Estados Unidos, imagínese a
México con una vecindad similar pero con una diferencia abismal en lo político,
en lo económico y en lo social.
Basave se propone describir estas gringaderas y
gringonerías en el manejo de imagen que este país hace con respecto al
narcotráfico. Para hablar de ello cito a Agustín Basave con la amplitud que el
tema exige:
“Nuestros vecinos nos recuerdan que el nuestro no es sólo
un país de traficantes, porque cada vez tenemos más productores y consumidores,
pero no reparan en el hecho de que además de consumir ellos también producen y,
sobre todo, trafican.”
“Desde la población fronteriza, portuaria o aeroportuaria
estadounidense a la que llega, la droga se distribuye con asombrosa eficiencia
a todo lo largo y ancho de un territorio mucho más extenso que el nuestro. El
cliente en la más grande ciudad o en el más pequeño y apartado pueblo
norteamericano puede comprar su dosis puntualmente.”
“Toda esa red de transporte, almacenamiento y venta
encargada de realizar la complicadísima logística que implica el movimiento de
la droga opera dentro del territorio de los Estados Unidos de América, y ahí
son sus autoridades, y nadie más, las encargadas de aplicar la ley.”
“Cuando les echamos en cara su problema de drogadicción
nos reviran preguntando por el nuestro. Y tienen razón, el problema existe allá
y acá y es el origen del multimillonario negocio de los estupefacientes. Pero
cuando ellos nos acusan de no detener a los narcotraficantes cabría evocar al
elefante hablando de orejas. Es evidente que si no tuvieran un problema de
corrupción y arreglos extralegales en su jurisdicción territorial la
distribución de la droga sería muy limitada; en el mejor de los casos habría
mucha en la frontera y muy poca en el resto del país.”
Entonces por qué allá no hay tanto escándalo, porque no
hay tantos muertos, tanta violencia y ruido como aquí, se pregunta Basave, y se
responde más o menos así: resulta que sus agencias gubernamentales y parte de
su prensa, radio y televisión permiten el sigilo de este trasiego y logran que
este negocio sea tan terso y expedito como el que más.
“Allá hay muchos ‘cartelitos’, ‘capitos’ y ‘lavadorcitas’
y su tamaño no da para las ocho columnas. Pero si se les está metiendo a la
cárcel, ¿por qué siguen tan bien abastecido el mercado? ¿No será que prefieren
que los decapitados y descuartizados se den en este lado de la frontera y en
aquél se mantenga un pacto que conjura el escalamiento de la violencia y evita
un multitudinario síndrome de abstinencia?”
“Es evidente que ellos decidieron que la guerra se
librara en nuestro suelo y que nosotros pusiéramos los muertos, como es obvio
que el déficit de legitimidad presidencial emanado de nuestra elección del 2006
les cayó de perlas para lograr su propósito.” Lo mismo sucede con el fenómeno
de la inmigración, se niegan a reconocer que existe porque de un lado hay demanda de mano de obra
(barata, claro) y en el otro oferta. Esta situación no se va a revertir con
muros ni leyes xenofóbicas. Puede mejorar en cambio cuando disminuyan las asimetrías
de ambas economías, cuando se den cuenta (ya que nos han saqueado
históricamente) que es mejor para todos invertir en proyectos productivos,
sobre todo en comunidades expulsoras con la idea de crear empleos bien
remunerados.
Por último, no resta sino invitarlos a leer este ensayo donde
antropología, sociología, política, historia y filosofía se funden en un
magnífico texto.
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