Sección: Editoriales / Suplemento Cultural
El episodio del buque alemán “MS Rhein”
Por: Aurelio Regalado Hernández
02/12/2012 | Actualizada a las 22:37h
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Cuatro
cargueros alemanes se encontraban atracados en los muelles de Tampico cuando en Europa estalló la guerra que más tarde se convertiría en la segunda
en la historia de categoría mundial. Ese día de septiembre de 1939 los
capitanes de los barcos “Phrygia”, “Idarwald”,
“Orinoco” y “MS Rhein”, recibieron por cable la orden de permanecer en
Tampico hasta nuevo aviso, pues el mar Atlántico era ya patrullado por cañoneros
ingleses y holandeses prestos a disparar a cualquier embarcación germana.
Durante más de un año –mientras Europa se
estremecía de pura violencia— estas embarcaciones no soltaron su amarra del
noray, en tanto que la mayoría de la tripulación se alegraba secretamente de no
exponerse a la muerte. Si México se mantenía permanentemente neutral en el
conflicto, Tampico no resultaba un mal lugar para estar y para esperar mejores
tiempos. Pensar en partir de vuelta a Alemania
era a todas luces una idea suicida.
Sin embargo, la permanencia en los muelles
de estos cuatro buques y de nueve de bandera italiana hizo del puerto un
escenario en que el espionaje internacional se practicó sin freno. Asimismo,
desde mediados de 1940, barcos de guerra estadounidenses empezaron a vigilar
las aguas internacionales del Golfo pese a que ese país decía mantenerse
neutral en el conflicto. En realidad se estaban creando las condiciones para
dar cacería a las naves nazis que por una u otra razón decidieran zarpar de
Tampico. Todavía mejor: los espías yanquis empezaron a hostilizar a la
tripulación de los buques para orillarla a tirar sus naos hacia aguas oceánicas.
Al mismo tiempo Roosevelt metía presión a Manuel
Ávila Camacho para que los expulsara. Ni una cosa ni otra iban a surtir
efecto.
Pero en noviembre los capitanes de los
barcos alemanes recibieron órdenes superiores de salir de Tampico. En secreto,
naturalmente, prepararon la partida, y al anochecer del 15, con gran sigilo,
tres de las naves se desplazaron sobre el pecho del Pánuco. El “Orinoco” no
pudo seguirlos por causa de una avería (más tarde se sabría que miembros de la
tripulación habían destruido deliberadamente una pieza importante de la
maquinaria).
Los capitanes de los tres buques suponían que
en caso de ser descubiertos no serían hostilizados por el enemigo al menos en
los primeros cinco kilómetros distantes de la costa, cinturón de seguridad que
había quedado establecido en la “Declaración de Panamá” para que las naciones
beligerantes no llevaran a cabo en él ninguna acción de guerra. No obstante,
apenas habían abandonado Tampico les salieron al paso tres cruceros de bandera estadounidense
--que actuaban amparados en la bandera de “Patrulla de neutralidad”-- dispuestos
a atacarlos.
Uno de ellos lanzó sus reflectores sobre el
“MS Rhein” y ya se preparaba para cañonearlo cuando se interpuso el cañonero
mexicano “Querétaro”, cuyo capitán, el comandante Cuauhtémoc Pérez Zavala,
había seguido muy de cerca las acciones y no estaba dispuesto a permitir que se
violaran las leyes de neutralidad a que se había comprometido México. El “MS
Rhein” se salvó así de ser hundido y fue obligado a retornar a los muelles
junto con el “Idarwald”, no corriendo el mismo destino el buque “Phrygia”,
porque su capitán, quien creyó inminente el ataque, e imbuido de honor militar,
prefirió hundir su nave por mano propia antes que permitir que lo hiciera el
enemigo. Por la mañana del 16 de noviembre los buques “Idarwald” y “MS Rhein”
fueron vistos otra vez en los atracaderos de Tampico.
En
unas horas este episodio alcanzó resonancia mundial, provocó el enojo mayor de
Hitler y al mismo tiempo llenó de gloria al comandante mexicano Pérez Zavala
por su valiente acción y por la ética con que cumplió con su obligación patria.
Asimismo quedó en entredicho la pretendida neutralidad de los Estados Unidos,
que había exhibido su característico doble discurso y su doble moral.
Pero apenas transcurridos unos días, el capitán del “Ms Rhein”, Enno Ullfe,
recibió nueva orden de salir de Tampico. Se preparó esta vez para zarpar a las
ocho y media horas del 29 de noviembre, acción que llevó a cabo.
He
aquí lo que siguió: “(El capitán Ullfe) ignoraba que mientras comenzaba a
avanzar por el Golfo de México fue seguido los primeros días por el destructor
norteamericano “USS Simpson”, y luego, a partir del 7 de diciembre, por el “USS
McCormick”. Mientras esto ocurría, desde el puerto de Keywest, Florida, zarpó ese
día el “USS Macleish”, que se unió al destructor holandés “Van Kinsbergen”, dirigiéndose ambos hacia el Golfo” para
hacerse cargo del buque alemán.
Las
acciones se efectuaron conforme a lo planeado: “El ‘USS McCormick’ informó por
radio la posición del ‘MS Rhein’, que fue interceptado el 11 de diciembre por
el “USS Macleish” y el “Van Kinsbergen” al noroeste de las islas ‘Dry Tortugas’”.
Según las versiones oficiales aliadas, el navío holandés empezó a atacar al
carguero “a cañonazos y torpedos, y no se sabe aún si por esa causa se inició el
fuego a bordo” o éste fue producido por el capitán Enno Ullfe para impedir su
captura.
Se dice que “lo dramático fue que no todo
terminó ahí, puesto que el herido carguero siguió avanzando, pudiendo entrar en
escena un cuarto navío de guerra aliado, éste británico, de nombre ‘HMS Caradoc’,
que terminó con el fatídico episodio al disparar varios cañonazos y una
veintena de torpedos, enviando a 73 metros de profundidad al infortunado barco
alemán” con todo y tripulación.
La
caída del “MS Rhein” fue de gran importancia para los alemanes, de ahí que diez
meses más tarde (11 de septiembre de 1941), cuando Hitler declaró la guerra a
los Estados Unidos, recordó entre otros episodios el ataque de que fue objeto aquel
carguero que había zarpado de Tampico.
aurelioregalado@yahoo.com.mx
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