Víctimas de la Santa Cruz en Madero siguen sin apoyo de autoridades ni de la Iglesia
Ciudad Madero, Tamaulipas. - A dos años de la tragedia ocurrida el 1 de octubre de 2023, cuando el techo de la parroquia de la Santa Cruz colapsó durante una celebración religiosa en la colonia Unidad Nacional en Madero, familias afectadas continúan sin recibir apoyo ni justicia.
En aquel derrumbe, registrado en la esquina de las calles Nuevo León y San Luis, murieron 12 personas, entre ellas tres menores de edad, y más de 50 resultaron heridas.
El abogado Roberto Alejandro Ramírez Padilla, quien representó a 12 víctimas, señaló que el caso fue catalogado oficialmente como un “accidente”, luego de que la Fiscalía argumentara que el desplome fue causado por la salinidad del suelo, la humedad y las vibraciones de vehículos pesados.
Sin embargo, la defensa cuestionó esa versión al asegurar que existen edificios e iglesias más antiguas y cercanas a la playa que nunca han sufrido afectaciones estructurales.
Pese a la magnitud de la tragedia, las víctimas y sus familias no han recibido una reparación integral.
Únicamente el entonces presidente municipal de Altamira cubrió algunos gastos funerarios, mientras que ninguna otra autoridad estatal o federal brindó ayuda económica o médica.
La Iglesia Católica también se ha deslindado, considerándose a sí misma “otra víctima” y limitando su intervención a la realización de misas conmemorativas.
Entre los casos más delicados está el de un joven que, tras múltiples cirugías de tibia y peroné, lleva dos años sin poder trabajar y sin recibir apoyo para su rehabilitación.
Otros afectados aún enfrentan secuelas físicas y emocionales, sin cobertura de gastos médicos ni respaldo psicológico formal.
Familiares como el señor José y la señora Georgina, quienes perdieron a su hija y quedaron a cargo de su nieto, siguen tocando puertas para obtener becas o apoyos prometidos, sin respuesta de gobiernos ni de la diócesis de Tampico.
Mientras tanto, en el terreno donde ocurrió la tragedia solo quedan escombros y basura; a un costado, una nueva parroquia ya fue construida con mejores instalaciones, pero sin atender la deuda moral y social con quienes perdieron a sus seres queridos o quedaron marcados por el desastre.
Las familias insisten en que los accidentes no existen, las negligencias sí, y exigen que no se olvide una de las peores tragedias que ha golpeado a Ciudad Madero.
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