Pachuca de Soto, Hgo. - La pobreza, desigualdad y marginación ha aumentado, de acuerdo a los datos e informes presentados por el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) e Inegi (Instituto Nacional de Geografía y Estadística).

En ese orden, los más afectados son los Pueblos Indígenas que sobreviven en zonas rurales, señaló la presidenta del Consejo Supremo Hñahñu, Anayeli Mejía Reséndiz.

Aseguró que hay un contraste enorme entre la condición de pobreza entre quienes hablan una lengua indígena y quienes no la hablan; en el primer caso, la proporción es de 76.8 por ciento, mientras que en el segundo llega solo a 41.5 por ciento.

Igualmente, ocurre con la pobreza de las zonas rurales, que alcanza 56.8 por ciento mientras que en las zonas urbanas fue de 40.1 por ciento.

En Hidalgo como en todo el país la situación es preocupante ya que las políticas sociales y económicas sólo han sido una fábrica de pobres, 394 mil 200 hidalguenses perdieron el acceso a los servicios de salud, mientras que 53 mil 400 hidalguenses se sumaron a la población en pobreza.

Ello indica que en Hidalgo hubo una regresión grave en los avances del combate a la desigualdad social, se pasó de 49.9 a 50.8 por ciento, es decir 5 de cada 10 hidalguenses actualmente viven en pobreza, lo que significa un retroceso de 10 años.

En el país en 2018 había 20.1 millones de personas sin acceso a estos servicios y en 2020, fueron 35.7 millones.

En este bienio se cerró el Seguro Popular y comenzó a operar el Instituto de la Salud para el Bienestar. La cobertura era 83.8% de la población y bajó a 71.8 por ciento.

Alrededor de 15.6 millones de personas perdieron el acceso a la Salud. En estos años, con el Covid-19 encima, el gasto promedio en salud de los hogares mexicanos se incrementó en 40 por ciento, de acuerdo a la encuesta ingreso gasto del Inegi.

A nivel nacional 15 millones de personas perdieron el acceso a los servicios de salud. Este dato es una muestra del estrepitoso fracaso del Insabi y una reivindicación del Seguro Popular, más allá de sus insuficiencias.

“No es ideología, es el dato duro que revela la gente. A quienes les preocupa que la política social sea la ambulancia que recoge los heridos que deja la política económica, hay que decirles que podría haber algo peor: que la política social no sea la ambulancia que recoja los heridos que deja la política económica”, dijo Mejía Reséndiz.

Finalizó:

“¿Cómo serían los indicadores sociales, si no hubiéramos tenido remesas, y si el gobierno hubiera destinado más gasto público en medidas de mitigación del impacto de la pandemia en lugar de obras suntuarias, en donde se ha privilegiado con altos presupuestos que bien se pudieron dirigir a la salud de los Mexicanos?”.