El sentido común es característico de la asertividad y la resilencia.
Definitivamente no es algo que surge en maceta y el creador no siempre lo reparte en las mismas cantidades.
Hay quienes en esta vida tropiezan muchas veces con la misma piedra, pero igual entendemos que tropiezan, porque se convierten en la piedra del zapato que todos calzamos.
Desatinado resulta que aún con la claridad que podría dar la experiencia de la vida, las personas en lugar de aprender se ciclan más en sus errores, se vuelen obstinados y se ensimisman en un nivel grandioso de soberbia extrema, queriendo inventar reglas del juego que destinan hacia el rotundo fracaso.
Este sábado sesionó el Consejo Político Estatal del PRI en Tamaulipas, en un entorno que evocaba un “back to the past”, por la inusual realización de eventos políticos en el Centro Cívico Gubernamental, pero entendemos que solo fue un vistazo por razones de logística.
Aunque no sería negativo contextualizar el pasado del PRI. Ese tricolor que parece haber dejado escapar la magia de sus momentos memorables, de instituciones, camaraderías y entusiasmo, para abrir paso al partido de la solemnidad.
Valdría la pena rescatar ese ánimo que intenta admirablemente buscar la actual presidenta Amelia Vitales Rodríguez, quién decidió tomar en serio su papel y demuestra el amor a la camiseta.
Eso no basta para sanar las heridas provocadas por la indiferencia de quienes toman decisiones y desatienden a las bases del partido.
Cómo podría regresar el júbilo al tricolor, si quienes sudan la camiseta y corretean la liebre no son considerados en el festín principal. A final de cuentas todos trabajamos por los mismos objetivos de supervivencia que se centran en seguridad social, estabilidad económica para poder echar raíz y proteger a nuestra familia, esa es la lógica.
Lo ilógico es, que a quienes representan la fuerza de un partido, los que acomodan el balón, anotan gol, ni siquiera forman parte del equipo triunfador.
Otros con singular desfachatez levantan la copa y suben al pódium como ganadores. Cuando en realidad esos personajes juegan en contra de los principios del partido y se venden al mejor postor, desbancando la labor de los verdaderos militantes.
¿A quién podría interesar trabajar sin ningún beneficio, ni objetivo común que perseguir?
¿Quién podría querer correr riesgos sin algo seguro por alcanzar?
Es como preparar una cama, para nunca dormir.
Este sutil vistazo al pasado permite ver los desatinos y aciertos del PRI en el transcurrir de los años, todavía es tiempo de reivindicar la brújula y virar hacia puerto seguro.
Es buen momento para resarcir y dignificar el papel de operador político del partido tricolor en la entidad, todavía quienes mandan, pueden demostrar gratitud a muchos priístas que los tienen en la cúpula.
Si se quiere regresar a la época dorada, deben reorientar las posturas y olvidar los radicalismos baratos, no es momento de experimentar con nuevas pócimas o fórmulas mágicas que han intoxicado a la militancia hasta debilitarla.
Es tiempo de agradecer el riesgo de quienes recorren brechas, caminos, y comunidades con la bandera tricolor.
Esta revaloración se debe originar a conciencia y con el fundamento de la lealtad, no todo tiempo pasado fue mejor. Recordemos que el que no conoce la historia, está condenado a repetirla, lo que demuestra que muchos seudo políticos advenedizos tan de moda en la actualidad, no tienen conocimientos básicos de la historia reciente en la entidad.
El sentido común es pagar bien a quien trabaja bien.
La lealtad y la gratitud engrandecen a los hombres y enriquecen todo proyecto político que se pretenda emprender con éxito.
Es momento de cerrar brechas de ingratitud y abrir caminos de triunfo,
Frase para empezar bien la semana:
“La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y reverdece plena en la tierra buena de los humildes”.-José Martí (1853-1895) Político y escritor cubano.
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