Cada árbol nuevo representa un insustituible valor para el medio físico y un creciente valor económico. Es preciso persuadirnos de que no hay por qué esperar provecho alguno inmediato de los árboles y adoptar, al plantarlos y cultivarlos: No siembro para mí; siembro para México
Adolfo Ruiz Cortines
Sembrar para los jóvenes, es la mayor utilidad que podemos hacer, lo que nos hace recordar un pasaje de quien fuera Presidente de México de 1952 a 1958 y es la siguiente:
¨A mediados de los años treinta, del siglo pasado, Don Adolfo Ruíz Cortines, siendo Oficial Mayor del Distrito Federal, hizo un viaje a Iguala; allí vio unos enormes tamarindos y pregunto a dos funcionarios que cual era la utilidad que dejaban esos árboles y le contestaron que era muy buena utilidad…y Don Adolfo quiso saber porque no sembraban muchos tamarindos y así tener mayor utilidad económica y la respuesta fue que cada árbol para poder producir se tardaría entre 6 u 8 año y como dice el refrán: ´el que espera, desespera´… a la vuelta de casi dos décadas, en su campaña presidencial, en 1952, Don Adolfo regreso a dicha ciudad y los árboles de tamarindo, obviamente, nunca se sembraron.¨
Siempre esperamos el fruto inmediato, para nuestra utilidad y nunca en quienes vienen a tras de nosotros.
Dedicar este artículo a los jóvenes, no es contradictorio con el tema que abordamos, por el contrario, el discurso y los jóvenes tienen una relación muy estrecha en la vida política y social de nuestro país.
Quien no conduzca sus sueños en sus palabras difícilmente podrá lograr materializarlos.
La política y los jóvenes, otro de los grandes temas que se han escrito obras enteras sobre el mismo. Mucho se habla de alguna fórmula que pueda conectar a la juventud con la política; el puente que hace falta para conectar estos dos conceptos es el discurso y las acciones; es la forma más directa de involucrar a la política con los jóvenes.
Son las ideas, los sueños del político que deben de plasmarse en su discurso; pero sus los hechos los que nos dan respuesta al escepticismo; pero no me refiero al mensaje mecanizado que trasmite un libro de “oratoria”, es el sentimiento que debe de trasmitirse, es la pasión por el tema que se esté defendiendo o se esté proponiendo.
Debemos estar preparados para entregar todo en el discurso y en las acciones, no sabemos en qué momento podemos perder a nuestros jóvenes y alejarlos de los intereses de nuestro estado.
El espacio existe, la capacidad también, la fórmula: la combinación de experiencia con la juventud, agregando ideas, pasión.
El método: el discurso y los resultados, la atracción y la acción, son claves fundamentales.
Sembremos para los jóvenes.
@HeberardoG
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