El asesinato de Carlos Manzo desató una tormenta perfecta en redes sociales: indignación, reclamos, videos, hilos interminables y miles de expertos improvisados dictando sentencia desde la comodidad del sofá. México ya es especialista en eso: convertir una tragedia en trending topic y, una semana después, olvidarla. Lo que no hacemos es lo que de verdad cambia las cosas: votar.

Porque sí, es muy fácil culpar al gobierno, a los partidos y al sistema; lo difícil —lo verdaderamente incómodo— es asumir que estamos donde estamos porque millones decidieron no mover un dedo el día de la elección.

Y los números no mienten. En las elecciones federales de 2021, el abstencionismo fue del 47%, casi la mitad del padrón. En la elección presidencial de 2018, que tuvo una alta participación, aun así 36% no salió a votar. Y en múltiples elecciones estatales recientes, el abstencionismo ha rebasado el 55%.

Es decir: la mayoría se queda en casa.

Mientras tanto, los partidos de oposición —rápidos con el tuit, lentos con la estrategia— tomaron el caso de Manzo como bandera inmediata. Un discurso fácil: culpar al gobierno, exigir justicia, mostrar empatía. Pero su reto real no está en ganar likes sino en encausar el hartazgo de los ciudadanos que no reciben programas sociales y que se sienten fuera del radar gubernamental. Ese sector enorme, silencioso, frustrado, pero que tampoco vota.

La paradoja del país es brutal: hacemos política desde redes, pero abandonamos la única acción que realmente tiene efectos políticos: la urna.

Indignarse desde un sillón no cambia la seguridad del país. No protege a nadie. No evita que maten a líderes sociales. No genera contrapesos. No cambia gobiernos.

Nada.

Lo que sí lo hace es votar. Votar con enojo, con conciencia, con miedo o con esperanza, pero votar.

Mientras no pase, seguiremos igual:

Gobiernos cómodos.

Oposición débil.

Ciudadanos quejándose sin involucrarse.

Y tragedias que se vuelven trending topic por 48 horas.

El caso de Carlos Manzo debería servir no solo para reclamar, sino para abrir los ojos al enorme costo de la apatía.

En México, no votar también mata: mata la posibilidad de un contrapeso, mata la exigencia ciudadana, mata la rendición de cuentas.

Porque cuando la mayoría se queda callada en su casa, deja el país en manos de los pocos que sí se levantan.

Y el resultado ya lo conocemos.

Marco Esquivel

Valle Hermoso, Tamaulipas 1973
Periodista, Agente de Seguros y Consultor Político

Tiene una maestría en Gobierno y Política Pública; un Máster en Gestión de Riesgos y un Máster en Consultoría Política. Es director general del periódico digital HOYTamaulipas.

Como agente de Seguros, en 2024 obtuvo la designación como Máster en Seguros Personales, concluyendo su carrera con el Diplomado en Finanzas Personales y Familiares en el ITAM; cuenta con cédula para intermediar seguros personales, empresariales y agrícola y ganado, en 2025 otuvo su cédula para intermediar Fianzas. Es miembro de la Million Dollar Round Table (MDRT) que congrega a los mejores agentes de seguros internacionalmente.