Nueva York da un giro histórico: el socialista que venció al sistema
La ciudad que vio nacer a Donald Trump acaba de darle la vuelta al tablero político mundial.
Zohran Mamdani, nacido en Uganda, de apenas 34 años, musulmán, hijo de un catedrático de Columbia University y de una cineasta de Bollywood, ambos de origen hindú y egresados de Harvard, ha sido electo alcalde de Nueva York, la capital financiera del planeta, la casa de Wall Street y el emblema del capitalismo moderno.
Mamdani es el primer alcalde musulmán en la historia de la ciudad —sí, la misma del 11 de septiembre— y el más joven en más de un siglo.
Su triunfo representa un terremoto ideológico: la ciudad del dinero eligió a un socialista democrático que propone transporte público gratuito, control de rentas y mayores impuestos a los millonarios.
Una osadía política en el corazón del imperio financiero.
Su mensaje fue claro: “La ciudad debe servir a la gente, no al capital.”
Y con esa simple verdad derrotó a Andrew Cuomo, exgobernador de Nueva York, apoyado abiertamente por Donald Trump y por el viejo aparato demócrata centrista.
Fue una elección que enfrentó dos mundos: el del privilegio heredado y el de millones de neoyorquinos que sobreviven con dos o tres empleos al mes para pagar una renta impagable.
El hijo del sistema que decidió humanizarlo
La historia se vuelve aún más interesante cuando se conoce el entorno en que Mamdani se formó.
Sus padres pertenecen a la élite intelectual global —académicos, artistas, cosmopolitas— vinculados al liberalismo académico internacional, progresista en lo social pero funcional al orden económico neoliberal.
Sin embargo, Mamdani no se educó en Harvard ni en Columbia: estudió en Bowdoin College, un pequeño y luminoso faro de Maine cuya frase fundacional es “For the Common Good” (Por el bien común).
Bowdoin no busca formar magnates, sino ciudadanos del mundo.
Su misión no es producir “líderes del mercado”, sino seres humanos conscientes de su deber moral con la comunidad.
Es una universidad que cree en el conocimiento como servicio, en la educación como forma de humanidad.
Ese principio —el bien común— es, en cierto modo, el alma ética de su proyecto político.
Mamdani no surge del poder institucional de Harvard, sino de la filosofía del compromiso moral de Bowdoin.
Por eso su discurso no suena impostado.
No habla desde el resentimiento, sino desde la compasión estructurada: la idea de que una ciudad puede ser próspera solo si es justa.
El hijo de la élite intelectual se convirtió, gracias a una educación humanista, en un reformador pragmático: un socialista que no predica odio de clases, sino equilibrio social.
El poder detrás del cambio
El día de su victoria, una fotografía suya junto a Alex Soros —heredero del imperio financiero y filantrópico de su padre, George Soros, judío no sionista y crítico abierto del gobierno de Israel— dio la vuelta al mundo. Las fundaciones Soros han destinado más de 32 millones de dólares a causas progresistas, incluidas organizaciones israelíes y palestinas que promueven los derechos humanos. La imagen provocó debate: no solo por el poder que encarna ese apellido, sino porque Mamdani fue el único candidato que prometió no visitar Israel y afirmó que Benjamin Netanyahu debía ser arrestado por crímenes de guerra si pisaba Nueva York. Más que un escándalo, fue el retrato de una nueva alianza: la del humanismo liberal y la izquierda ética frente al nacionalismo de Estado.
¿Puede un líder desafiar al sistema con el apoyo de quienes lo construyeron?
El cambio social patrocinado por el capital global es la ironía de nuestra era.
Quizá no sea conspiración, sino supervivencia: las élites entienden que el statu quo solo se mantiene si se reinventa.
Mamdani encarna esa tensión con una coherencia singular.
Es capaz de hablar en el lenguaje del poder, pero desde la empatía del pueblo.
Un político que puede citar a Marx en inglés académico y, al mismo tiempo, comprender la angustia de quienes viven entre la renta y el salario.
En su figura se cruzan dos mundos: la torre de marfil y el vagón del tren.
La ironía más bella
En la ciudad de Trump —la capital del ego, del espectáculo y de la acumulación— triunfa un joven musulmán que habla de comunidad, empatía y propósito.
Del “You’re fired!” al “You’re cared for.”
Del brillo dorado al servicio público.
Quizá el nuevo sueño americano no sea tener más, sino vivir mejor.
Y que esa transformación nazca justo en la casa de Wall Street, bajo la mirada de quienes movieron los hilos del mundo, es una ironía tan perfecta que parece escrita por la historia misma.
Nueva York eligió a un socialista en el corazón del capital.
Pero el verdadero desafío comienza ahora: demostrar que un nuevo mundo puede nacer sin depender de las manos que moldearon el anterior.
Porque si un socialista puede ganar en Nueva York —la ciudad que nunca duerme—, tal vez el planeta esté, al fin, despertando.
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Jorge Alejandro Torres Garza
Es internacionalista con una maestría en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Durante su carrera realizó un intercambio en España y ha trabajado en los tres niveles de gobierno tanto en México como en Estados Unidos, incluyendo en un consulado de México en la zona de Los Ángeles, California. También ha participado en campañas políticas en México, colaborando con candidatos a alcaldes, diputados locales y gobernadores, así como en la campaña del senador de la República y precandidato presidencial del Partido Demócrata, Bernie Sanders, en Estados Unidos.
Recibió el reconocimiento "30 Under 30 Award" por la Asambleísta Eloise Gómez Reyes del Congreso del estado de California, un galardón que distingue a jóvenes líderes menores de 30 años por su dedicación, innovación y servicio a la comunidad.
Su pasión por el bienestar y la transformación social lo llevó a fundar Vibra/TAM, una asociación civil que promueve la salud mental de jóvenes a través de la música y las artes. Actualmente, brinda consultoría en desarrollo económico, turismo y salud mental, integrando enfoques holísticos y sostenibles.
Es amante de la música, disfrutando géneros como el rock clásico, jazz, electrónica, folk e indie. También es un practicante comprometido de yoga, meditación y senderismo, actividades que inspiran su conexión con la naturaleza y el bienestar integral.
Correo electrónico: jatorresgarza@gmail.com
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