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Dolorosa e indignante situación

Por: Carlos lvarez El Día Viernes 26 de Septiembre del 2025 a las 23:12

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El bullying, el ciberacoso y acoso laboral o mobbing están presentes en la sociedad y representan un grave problema de salud pública que va en aumento.

Son diversos los hechos lamentables que se han registrado por estás causas, afectando a personas de todas las edades, generándoles graves consecuencias en su salud física y mental.

El hostigamiento o agresión que ocurre entre compañeros, amigos o familiares ya no solo se practica en la escuela, sino también en los hogares, entre grupos de amigos y hasta en los centros de trabajo.

Es un proceso de acoso, humillación, de comportamiento hostil y repetitivo que ya está presente en todas partes, es un fenómeno social de gran complejidad que puede ocasionar graves consecuencias a las víctimas y a la sociedad en general.  No solo afecta las mentes y la salud de niñas, niños o adolescentes, sino a toda víctima, sin importar edades.

Las formas de acoso y sus efectos van más allá de las agresiones físicas y verbales, los daños emocionales afectan la salud mental y el desarrollo individual a largo plazo de todas las partes implicadas, incluyendo víctimas, testigos y acosadores.

Los motivos del acoso pueden ser por el aspecto físico de la víctima, estatus económico, su forma de vestir, sus gustos musicales, o por pertenecer a un grupo o colectivo específico, entre otros factores.

Se caracteriza por ser una conducta intencionada y repetida, no un acto aislado, que causa un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima.

Los tipos de acoso o bullying incluyen: físico (golpes, empujones), verbal (insultos, burlas), psicológico (amenazas, manipulación), social (exclusión, difusión de rumores), sexual (comentarios o actos de índole sexual), ciberbullying (acoso digital) y el acoso por prejuicios (racista u homofóbico).

El acoso o agresiones constantes pueden dañar la autoestima, la dignidad y la seguridad emocional de la víctima, no solo a través de palabras o golpes, sino también mediante el abuso de poder físico, social o emocional por parte del agresor para dominar y humillar.

Las burlas y el maltrato, ya sea verbal o físico, son una forma de violencia que constituye un grave problema de salud pública debido a sus devastadoras consecuencias, que van desde daños físicos, lesiones, problemas psicológicos y hasta la muerte.

Son graves y duraderas las consecuencias biológicas y psicológicas que ocasionan a las víctimas, como ansiedad, depresión, baja autoestima, trastornos de estrés postraumático y, en casos extremos, pensamientos suicidas.

Además, entre los efectos emocionales y psicológicos que pueden dejar a las víctimas, testigos y agresores son trastornos del sueño y del apetito, así como aislamiento social. 

Su dificultad para disminuir este grave problema radica en la complejidad de su naturaleza como fenómeno social y la necesidad de intervenciones que aborden la violencia de manera integral, fomentando el respeto y los valores desde edades tempranas.

De manera urgente se requiere un esfuerzo conjunto de escuelas, centros laborales, familia y sociedad en general para crear entornos seguros y libres de violencia.

¿Y cómo andamos en bullying? Los datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022 revelan que 3.3 millones de jóvenes entre 12 y 17 años fueron víctimas de acoso escolar.

Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en nuestro País, 18 millones 782 mil alumnos de primaria y secundaria son víctimas de “bullying”.

México se ubica entre los primeros lugares de acoso escolar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y es una preocupación internacional para la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Asimismo, un informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina señala que “el acoso escolar es un grave problema de salud pública que exige la atención y el tiempo coordinados de padres, educadores, administradores escolares, profesionales de la salud, legisladores, familias y otras personas implicadas en el cuidado de los niños”.

Por su parte, la UNESCO calcula que el 32% de los menores entre 9 y 17 años han sido víctimas de bullying, mientras que un estudio de la ONG Bullying Sin Fronteras afirma que 7 de cada 10 niños la sufren a diario.

Ahora bien, por otro lado, un estudio reciente de Sindicatos Unidos con México Moderno (SUCOMM) y el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública (CCSP) de Baja California  encontró que el 68.1 % de los trabajadores sufre algún tipo de violencia laboral, afectando al 70.2% de las mujeres y el 66.3% de los hombres.

Este fenómeno incluye acoso, maltrato y discriminación, cerca del 40% de los trabajadores no reportaron los incidentes, en su mayoría mujeres, debido a temor de represalias o falta de confianza y desconocimiento de los procedimientos, según lo indica el mismo estudio.

El hostigamiento, acoso, maltrato o el daño por bullying no se denuncia por miedo a represalias, vergüenza, o por no saber a quién o cómo reportarlo, además de que en ocasiones las víctimas no se sienten apoyadas o protegidas por sus padres, tutores, familiares, amigos o autoridades escolares y laborales.

La falta de canales de comunicación claros, la percepción de que se minimiza el problema y el silencio de los testigos contribuyen a este círculo vicioso de falta de acción.

El acoso, la burla y la indiferencia diaria que se vive en la escuela, entre amigos, en la familia o en el trabajo, suelen en ocasiones pasar desapercibida, pero sus magnitudes y daños pueden concluir afectando vidas.

El bullying en todas sus formas, atenta contra el derecho fundamental de las personas, incluyendo a tener una vida digna, un entorno seguro y libre de violencia.

Hechos lamentables e indignantes de hostigamiento, acoso o maltrato son diversos los que se han registrado en varias localidades del país.

Recientemente una familia de Torreón, Coahuila, denunció públicamente que uno de sus integrantes fue víctima de acoso laboral por parte de algunos compañeros de trabajo.

La víctima en vida respondía al nombre de Carlos Gurrola Arguijo conocido entre sus conocidos de manera afectuosa como “Papayita”.

De acuerdo con comentarios de familiares de Gurrola Arguijo, el ahora occiso sufría de acoso, burlas, robo y daños a sus pertenencias, lo que reflejaba un patrón de hostigamiento que desafortunadamente no pudo ser atendido oportunamente, e incluso algunos familiares expresaron que en ocasiones Carlos Gurrola llegaba a casa llorando por las maldades que sufría de sus compañeros.

Actualmente familiares, amigos y colectivos exigen justicia para Gurrola Arguijo, trabajador de limpieza, quien falleció tras haber ingerido desengrasante de manera accidental de una botella de agua reutilizable que usaba con regularidad.

Los familiares y amigos del ahora occiso denunciaron que Gurrola Arguijo fue víctima de acoso por parte de algunos compañeros de trabajo, por lo que mantienen la idea de que sus compañeros supuestamente pudieron haber colocado el químico en la botella, lo que le ocasionó el deceso.

Según las versiones de la familia, el 30 de agosto en su jornada laboral Carlos Gurrola bebió de una botella un líquido que contenía un químico corrosivo en lugar de su bebida habitual, lo que le ocasionó ser hospitalizado en la Clínica 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social por un periodo de 19 días.

El líquido ingerido le generó severas lesiones internas en tráquea, pulmones y riñones, lo que le provocó el deceso el pasado 18 de septiembre.

Pese a la denuncia públicas por parte de los familiares de Carlos Gurrola, hoy se vive con gran consternación e indignación en Torreón; sin embargo, las autoridades de justicia del Estado de Coahuila continúan con las investigaciones del caso.

Sin duda alguna, la muerte de Carlos Gurrola es lamentable y afecta a su familia y a la sociedad.

Esperemos que las investigaciones se realicen apegadas a derecho y que haya justicia tanto para Carlos Gurrola como para su familia.

 

 

Así las cosas…

 

¿Y Usted, qué opina?

 

Nos vemos a la próxima.

Carlos Álvarez

Analista y Auditor. Consultor Externo. Certificado ante el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE).

Libros publicados: “El Tamaulipas y el México que Anhelan los Jóvenes para el Siglo XXI”, “El Gran Juicio” y “El Lago Encantado y el Maravilloso Pueblo Azteca”. Escribe en varios medios de comunicación del Estado.

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