Ciudad Victoria, Tamaulipas.- En 2021, Mario López, entonces alcalde de Matamoros, lanzó con gran fanfarria su proyecto estrella: un Metrobús que conectaría a miles de trabajadores con los parques industriales. La ciudad soñó con un transporte digno. Hoy, lo único que conecta ese sueño con la realidad es el desengaño.

Porque el Metrobús nunca llegó. Ni estudios, ni obras, ni una triste señal de que el proyecto alguna vez existió más allá del PowerPoint. Lo único que circuló fueron las palabras del ahora exalcalde, y esas, como sabemos, no necesitan presupuesto.

Mario López se vestía de funcionario comprometido, pero al parecer su verdadera vocación era la prestidigitación: hizo aparecer esperanza… y desaparecerla sin dejar rastro. Ni una piedra, ni un informe técnico, ni una sola explicación convincente. Solo promesas con fecha de caducidad electoral.

La clase trabajadora, aquella que creyó ingenuamente que esta vez sí habría resultados, ha abierto los ojos. Y lo que ve no es un Metrobús, sino el retrato de una administración que prefirió el teatro a la acción.

El caso del “Metrobús fantasma” es hoy el emblema de cómo hacer política con saliva y no con obras. De cómo mentir con sonrisa y desaparecer sin culpa.

Y si algún día el Metrobús aparece, será en algún mural de “obras que solo existieron en campaña”.

Porque la única ruta que sí recorrió Mario López… fue la de la simulación.