Hay que decirlo, hacer política en estos días es una idea banal, a nadie le debería interesar estar preocupado en esta “semana santa” de mañaneras, declaraciones, golpeteos, o cualquier visita disque improvisada a centros de recreo de lugares concurridos del país para placearse, tomarse los selfies para ganar adeptos.

Si yo estuviera en un camastro en la playa o en una alberca y se me acerca cualquier corcholata, en lugar de sentirme cómodo o privilegiado, mi reacción se volvería negativa, o sea, me iría en contra en pensamiento y obra del politiquillo ese que se atreve a interrumpir mi esparcimiento anhelado por meses.

Son tiempos de reflexión, para los católicos/cristianos estos días son de purificación, de sanación, de reconocer que el hijo de Dios (el verdadero Mesías) dio su vida por nosotros con la entrega de su pasión y sufrimiento para salvarnos de tantas equivocaciones que a diario cometemos en múltiples ámbitos.

Mentir, sobajar, humillar, robar, sembrar odios, separar familias, corromper, negar un pan al hambriento, una medicina, una ayuda para levantar al caído, al oprimido, son ejemplos claros de que nadie   estamos limpios de caer en más de uno.

Y peor aún son aquellos que cometen crímenes, arrebatando vidas, desapareciendo seres humanos, que dejan la estela de la incertidumbre y de la pena en hijos, padres y abuelos. Lo de abrazos y no balazos suena a falacia, pero que bueno sería que en lugar de palabrejas populistas este deseo se hiciera realidad entre todos los seres humanos.

Pero lo más abominable proviene de aquellos que pudiendo ayudar no lo hacen, al contrario, se dedican a enriquecerse a sabiendas de que son muy pocos los juzgados a futuro y que pagarán con cárcel por delitos cometidos. O aquel burócrata que le niega la salud, el alimento sano, o la seguridad, a sus gobernados, a esos que lo llevaron al poder con la ilusión de que habría un cambio para mejorar.

Hoy la política soba, y si la hacen apesta, hoy debe de ser guardada en un féretro con múltiples sellos que impidan se filtre su olor, hoy es mejor respirar en paz, santificarnos y renovarnos para muy pronto volver a empezar con la lucha diaria que este país nos obliga a sobrellevar.

vientosdelsur@infinitummail.com

Guillermo Gutiérrez González

Matamorense de nacimiento, adoptado hace 40 años en Tampico, ex Director de Noticieros de Televisa del Golfo por 37 años, autor de la columna “Vientos del Sur” con temas políticos y sociales del acontecer del país, pero con enfoque a Tamaulipas y en especial al Sur de la entidad.