La esperanza se albergaba en millones de mexicanos, aún que la selección nacional provenía de una última etapa de un proceso con mucha incertidumbre debido a los resultados y a decisiones polémicas, los mexicanos con entusiasmo alentaban con todo a la llamada tricolor. Argentina, una de las selecciones nacionales campeona mundial y siempre aguerrida, sería el rival de México.

Pues de inicio sorprendió la alineación, un 5-3-2 con el que no se había jugado y que hacía ver que desde arranque la postura sería el cuidarse de más. Está bien tenerle respeto a una selección con una historia ganadora pero el salir de inicio mostrando una postura de aguantar más que de proponer, rompió con la esencia con la que México ha enfrentado siempre los mundiales.

El caso es que al final, Argentina, quien no mostró tampoco gran contundencia, le bastó dos jugadas para sentenciar el partido, mientras México no pudo crear ni un disparo a puerta salvo el tiro libre. La esperanza quedó solo en eso y México realmente decepcionó, con una falta de creatividad palpable debido al planteamiento, así como a nuestra idiosincrasia y/o vicios añejos.

Verdaderamente lo que sucede con la selección en sus distintas variantes (directivos, jugadores, proceso de toma de decisiones, etc.) es un genuino reflejo de lo que somos y el por qué en muchas cosas estamos como estamos. No nos hagamos patos, si seguimos permitiendo y peor aún, alentando añejos círculos viciosos, así seguirán siendo los resultados.

Un perfecto ejemplo de ello es lo que sucede en las administraciones públicas, y siendo así, hagamos un análisis comparativo entre ambos y veremos claramente las coincidencias y por ende tendremos un fehaciente diagnóstico del por qué nos va como nos va. Comparemos y veamos:

En ambos casos se mueven grandes y diversos intereses económicos, muchas veces se tiene una visión de privilegiar el negocio y los beneficios grupales, en lugar de la búsqueda de mejores resultados y de una mejoría institucional cualitativa. Casi siempre hay controversia en el proceso de selección de personal, no necesariamente entran los más aptos y capaces, aún que estos hayan mostrado que merecen sin duda un lugar, pueden más los compromisos que los comprometidos.

Cada nuevo ciclo se promete que las cosas mejorarán y que ya no se cometerán los clásicos y aborrecidos errores históricos y al final del día terminan haciendo lo mismo. Se empeñan en mantener a figuras y/o personajes que ya no están en su mejor momento en lugar de dar paso a generaciones más joviales y con mayor hambre de triunfo. Los titulares se aferran a seleccionar perfiles más por su ideología, amistad, compromisos, conveniencia y/o terquedad, en lugar de ser pragmáticos y anteponer el beneficio de la causa por encima de los propios.

Se sigue viendo un malinchismo, pensando que actores foráneos serán la solución a los problemas locales, mismos problemas que mejor pueden comprender los que en sus demarcaciones radican y han operado. A pesar de que existe un fuerte hartazgo de las masas, terminan cayendo en los mismos círculos viciosos que tanto daño han hecho y que tanto repudio causan.

Y así podría continuar y seguir enumerando más similitudes, pero creo que el punto queda más que claro, No generalizo, pero es indudable que ciertas costumbres están demasiado arraigadas que se vuelven difíciles de erradicar y menos si no existe la voluntad para hacerlo. El éxito es fruto de procesos eficientes en cuanto a la toma de decisiones se refiere y no de ideologías anacrónicas que nos han llevado a lentos progresos y estancamiento.

¿Qué si podemos ser campeones? ¡Por supuesto! Primeramente, tenemos que aprender a trabajar más en equipo y analizar bien nuestras ventajas y desventajas competitivas y comparativas. Tenemos que instaurar desde temprana edad una mentalidad fuerte y ganadora, compitiendo contra los mejores, apostarle más a la meritocracia, ser más proactivos y menos soberbios.

Quitarnos la costumbre de encumbrar a personajes con pocos méritos, minimizar las alabanzas en exceso sin sentido y ser más participativos y exigentes como sociedad, para de esa manera ir labrando el camino del verdadero cambio. Menos envidia y más empatía y admiración a los logros ajenos, sigamos siendo hospitalarios, pero no entreguistas.

Pase lo que pase en el tercer partido, que lo sucedido en Qatar sea un catalizador y revulsivo y no un episodio más de lamento y nula acción correctiva. Es de sabios admitir los errores, pero sin duda es de perversos seguir alentando los horrores. Los mexicanos tenemos sangre de valientes guerreros, tenemos tantas cualidades y un país maravilloso, trabajemos todos por un mejor futuro y tarde o temprano superaremos los obstáculos.

Tanto el quinto partido y más, así como el mejoramiento cualitativo de nuestro entorno sociopolítico, vendrá de la mano de nuestro empeño, perseverancia, pero sobre todo de nuestro amor por nuestra maravillosa patria.

Una excelente decisión

Resaltando también decisiones acertadas y progresivas, me dio gusto saber que en este arranque gubernamental están tomando en cuenta a gente jovial y con experiencia comprobada en las funciones en las cuales las están encomendando. Aplaudiendo de inicio y como siempre el respeto a la equidad de género por parte de la nueva administración estatal y siendo que inicié esta colaboración con un tema referente a la copa del mundo que se está llevando en Qatar, me congratulo por lo siguiente;

Una mujer tamaulipeca caracterizada por su amabilidad y perseverancia, que trabajó en Qatar y que fortaleció su palmarés laboral en nuestro vecino estado de Nuevo León en temáticas referentes a la promoción de inversiones, regresa a su tierra para aportar su experiencia y buen trato para beneficio de la causa tamaulipeca.

La veremos sin duda muy activa en tales temas, comentando que el fruto de su trabajo podrá generar mayor derrama económica a través de nuevas inversiones y por ende una mayor generación de empleos para los tamaulipecos. Oriunda de Mante Tamaulipas, pinta para ser una servidora pública que aportará mucho para el desarrollo económico de nuestro gran estado.

Reflexión

“Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.”

-Sófocles-

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)