En días recientes México comenzó el torneo “Copa de Oro 2021” en donde se enfrentó a Trinidad y Tobago, obteniendo un empate a cero y por ende fuertes críticas de los especialistas de futbol, así como de los diversos medios deportivos de comunicación. Mientras en los mismos días la selección de Argentina se sobreponía a la siempre poderosa selección de Brasil en la Copa América y en el continente europeo con una racha de más de 30 partidos invictos, la selección Italiana le ganaba a la selección Inglesa en su misma casa siendo los dos alabados por la misma prensa antes mencionada.

En el caso de la selección mexicana, es cierto aseverar que tenemos ahora más jugadores que militan en ligas europeas y por ende se incrementa nuestro nivel competitivo, pero entonces tendríamos que preguntarnos, ¿Por qué seguimos teniendo tanta irregularidad o la clara falta de ese brinco cualitativo? Cada ciclo comienza con una gran esperanza y en el camino vamos viendo tropiezos y buenas actuaciones pero que aún no nos han hecho pasar del cuarto partido en los diferentes mundiales en los que se ha participado.     

¿Acaso no suena como algo demasiado familiar, alguna gran coincidencia con nuestra realidad histórica socio-política?

Cada seis años en el país, así como en los estados o trienios en el caso de los municipios, comienzan con mucha esperanza y múltiples promesas en cuanto a que las cosas mejorarán y que los resultados serán distintos y mucho mejores respecto a sus antecesores, según los políticos electos. Aunque en algunos casos se dan gratas sorpresas de buenas administraciones, generalmente terminan siendo más de lo mismo y el estancamiento o sigue o lamentablemente empeora. Así como el hecho de no pasar del cuarto partido en los mundiales, en las administraciones públicas nos quedamos casi siempre en el estancamiento social y político, envueltos entre una permisividad ciudadana y una perversidad político estructural.

Y así seguirá si permitimos que las cosas se manejen más por intereses cupulares y monetarios en lugar que por estándares competitivos y productivos. Nuestro estancamiento en el futbol como en el ámbito político son fruto de procesos y decisiones unilaterales y perversas cupulares pero que terminan siendo sustentadas por un pueblo y/o aficionados que siguen consumiendo lo que les dan y no tanto lo que pudieran tener si el verdadero objetivo realmente fuera el genuino progreso de nuestra nación, así como de nuestro futbol. 

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)