INTRODUCCIÓN

Para el escritor y consultor político español Luis Arroyo, es muy difícil convencer a alguien de que está equivocado, por muchas pruebas que le presenten para constatar su error.

Para el autor de “El poder político en escena”, el problema que hay es que la ciudadana o el ciudadano estudioso, frío, calculador, equilibrado, desapasionado, no es el ciudadano normal (ni común).

Relata que es frecuente en la política comportamientos que más parecieran orientados por fuertes emociones, conductas contrarias a la lógica, decisiones equivocadas.

En el apartado “no me vas a convencer”, relata la opinión del racionalista Francis Bacon.

El espíritu humano, una vez que lo han seducido ciertas ideas, ya sea por su encanto, ya por le imperio de la tradición y de la fe que se le presta, se ve obligado a ceder a esas ideas poniéndose de acuerdo con ellas y aunque las pruebas que desmienten esas ideas  seas muy numerosas y concluyentes, el espíritu o las olvida, o las desprecia, o por una distinción las aparta y rechaza, no sin grave daño; pero preciso le es conservar incólume toda la autoridad de sus queridos prejuicios.

Para ello, se explica que:

Buscamos la información que está en línea con nuestras opiniones, la interpretamos como nos interesa y recodamos más lo que es coherente con nuestros juicios.

La búsqueda de relajación emocional ante las contradicciones racionales -como cuando se nos presentan datos que desmienten nuestras creencias- tiene como base la conocida evitación de lo que los psicólogos llaman disonancia cognitiva.

Hay disonancia cognitiva, sesgo de confirmación y efecto de polarización, por ejemplo, cuando los seguidores se encuentran con pruebas irrefutables y sorpresivas de que su líder es corrupto. El conflicto se soluciona ignorando u olvidando la información incriminatoria y buscando excusas; “es víctima de los ataques de los adversarios”, “se está magnificando”, “sería un desliz” … Lo emocional (“es de los nuestros”, “me gusta”, “le soy leal) … puede sobre lo racional (“hay pruebas de que es un corrupto”). Por mucha evidencia veraz que se presente en su contra, un político corrupto (o incapaz), rara vez aceptará públicamente su culpa, porque sabe que los suyos encontrarán más verosímiles sus justificaciones, más fuertes sus pruebas y más emotivo su victimismo.

En la teoría de la argumentación se ha comprobado que la gente dedica más tiempo a evaluar un argumento que contradice su posición inicial y que la mayor parte de ese tiempo se dedica a encontrar contra argumentos que refuten aquella posición inicial, ya sea cuestionando la validez o la fuente de quien presenta los datos, o utilizando alguna otra argucia cognitiva (Edelman, 1985, p5).

LOS EFECTOS DE AMLO

El México de hoy, es un país polarizado entre los que siguen al presidente Andrés Manuel López Obrador y los que han marcado una clara línea de rechazo a sus políticas.

A dos años de haber asumido el poder en el país, actualmente no hay una línea clara sobre el proyecto de nación, pero eso sí, diariamente México es sometido a las líneas que marca desde su mejor plataforma de campaña: Las mañaneras.

Su capacidad para desviar la atención sobre lo que realmente debería de interesarles a los mexicanos, es asombrosa.

Su mensaje repetido por “mil formas” distintas, sigue en el colectivo de un importante número de mexicanos.

No hay claroscuros. Para unos él es el guía, para otros el hombre que lleva al país al despeñadero económico, político y social.

En medio quedan los ciudadanos que no han decidido que bando asumir. Los que están a favor o en contra del Peje.

Dentro de este grupo de apoyo, hay dos targets visibles de presunto apoyo. Los adultos mayores y los jóvenes.

A un importante número de adultos mayores a 68 años se le ha cuestionado el apoyo al presidente López Obrador. Se ha intentado razonar con ellos sobre el peligro que el país en dos o tres años no pueda tener los recursos económicos para seguir solventando la campaña política de AMLO a “favor de los pobres”.

Si bien, en estos momentos las finanzas del país se han mantenido a flote, luego de una cacería encarnizada contra los “hombres del poder económico” a quienes se las ha exigido el pago de contribuciones omitidas, o porque se han usado los fondos de estabilización económica. La realidad es que pudiera ser que, en dos o tres años, no haya a quien “exprimir” en este país.

¿Qué pasaría si en dos o tres años, ya este país no tenga dinero y por tanto usted ya no pueda acceder a ese apoyo económico?, se le ha cuestionado a este target.

La respuesta es lapidaria: En dos o tres años, yo no creo que siga viviendo, pero mientras voy a tener la seguridad de que tendré dinero gracias al señor presidente y si sigo viviendo después de ese tiempo, ya Dios dirá.

En síntesis, esa es la línea discursiva de los adultos mayores a 68 años que he entrevistado en los últimos seis meses.

Lo mismo ocurre con los jóvenes que ni estudian ni trabajan, pero que cada determinado tiempo son beneficiados por una beca gubernamental, precisamente: por no hacer nada.

La respuesta es más simple: Nunca he trabajado y por no hacer nada me pagan, así que estoy bien a gusto. ¿El mañana?, pues ya Dios dirá, por lo pronto estoy disfrutando de los beneficios del abuelito.

A diferencia del primer target, estos últimos -los jóvenes- no están motivados a votar por su actual “mecenas”.

En medio de estos dos targets, están la mayoría de los mexicanos que ven temerosos las erráticas políticas y viven ya en carne propia la falta de oportunidades. Y dentro de estos, también está una importante mayoría que siguen manteniendo la esperanza de que la situación va a cambiar en el país bajo la guía de Andrés Manuel López Obrador.

El foco de atención, debería de centrarse entre los indecisos, los que tienen dudas sobre las capacidades del gobernante de brindarles las herramientas de crecimiento.

Si bien el efecto de López Obrador tiene efectos devastadores hacia sus adversarios políticos, también es momento de una profunda revisión de valores y mensajes que permitan conectar con ese importante grupo de electores que dudan y que podrían capitalizar para que se conviertan en activistas en contra de quien manda en Palacio Nacional.

COMUNICAR EN TIEMPOS DE AMLO

Hoy hay una realidad, un importante segmento de la población tiene su juicio nublado y difícilmente se les podrá cambiar de opinión sobre la que tienen a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tal y como lo mencionaba en la introducción, ellos ya tienen aferradas sus ideas. Ellos se han convertido en su “voto duro”. Intentar mostrar pruebas irrefutables sobre la incapacidad del gobernante es perder el tiempo y más cuando no existe el tiempo suficiente al tener un proceso electoral.

El primer paso para los opositores del presidente es determinar cuál es su voto duro y el número de personas que actualmente están dentro de los indecisos, pero, sobre todo saber dónde están, quien son, cómo viven, cuales son sus anhelos y temores.

Identificarlos será el primer paso para que, a través de una estrategia de comunicación, empezar a ofrecer razones y emociones que permitan capitalizarlos. Identificarlos también incluye conocer los canales de comunicación que utilizan.

¿Qué comunicar?

En primer lugar, el mapa de riesgos país, sus probabilidades y consecuencias. E hilar cada uno de ellos con las emociones que generan en la población que está en contra o se encuentra indeciso.

Explicar y convocar al razonamiento con un lenguaje emocional, lo que pasaría en uno, dos o tres años –o sea a corto plazo- con las políticas del actual mandatario.

En segundo lugar, cómo se estaba, como se está y cómo se estará de continuar con las políticas “erráticas” de López Obrador; y, por último.

En tercer lugar, ofrecer un plan de continuidad país en donde se establezcan los “cómo”.

Y es que, de no ser así, difícilmente se podrá comunicar y, sobre todo, conectar con ese importante número de personas, ya que al final, lo que se busca es convencerlos del “peligro” al que está sometido el país.

CONCLUSIONES

1.- En un México convulsionado y enfrentado entre pobres y ricos, entre los que defienden al presidente López Obrador y los que lo reprueban, existe un importante grupo de ciudadanos que todavía no definen en qué bando participar.

Es allí donde se tienen que centrar los esfuerzos, de los estrategas de los dos bandos para convencerlos que cualquiera de los dos, es la mejor opción del país.

Si bien, la mayoría somos seres que nos inclinamos por nuestras emociones, a este grupo no solo hay que emocionar, sino darle razones.

Lo explicaba Luis Arroyo:

La cabeza trata de imponer equilibrio ante los embates sin freno del corazón. Ser fríos y cerebrales es bueno para la toma de decisiones; dejarse llevar por el fuego de la pasión es malo. La razón ha de predominar en el debate sosegado de las alternativas políticas. La emoción es incapaz de tomar decisiones acertadas.

2.- Un país dividido es lo mejor que le puede estar pasando al presidente Andrés Manuel López Obrador, hasta hoy, se observa un gobierno propagandista que tiene a su alcance todos los “botones” para saltar de una pista a otra, para seguir entreteniendo al pueblo con diferentes espectáculos que le permitan desviar la atención sobre los asuntos críticos.

El problema, es que sus opositores se encuentran desarticulados, incapaces de organizarse por fobias del pasado.

Si bien, durante este año hubo “acuerdos” para enfrentar “al monstro”, esta no ha logrado permear en grandes capitales políticas del país, donde se han enfrentado en una guerra sin cuartel y mandando señales de falta de uniformidad. El público que no perdona, no puede pasar por alto que mientras en un lugar se lucha mano a mano y hombro con hombro, esos mismos en otros lugares de destazan.

Por tanto, en lugares como Tamaulipas, hasta ahora siguen creyendo, por ejemplo, para el PAN que su enemigo y por tanto hay que desaparecerlo es el PRI, olvidándose del avance sin precedentes de la marca Morena.

Y en vez de haberlo fortalecido para que fuera el fiel de la balanza, se encargaron prácticamente de despedazarlo, olvidándose que, en el trayecto podrían estar cavando su propia tumba.

3.- Hoy más que nunca el objetivo de conectar, comunicar y convencer debe de prevalecer en cualquier gobierno o campaña electoral.

Hoy se debe de privilegiar una comunicación eficaz que logre mover las emociones del electorado.

No se le puede comunicar ni mucho menos convencer, si no se logra ese clic con el ciudadano. Hacerlo voltear a ver un proyecto y lograr en él un pequeño interés que permita una pequeña rendija por donde introducirse a su subconsciente y empezar a comunicarle, para luego convencerlo que es la mejor opción.

Utilizar solamente una estrategia para denostar contra el adversario, podría ser peligroso en estos momentos, cuando hay una real polarización y que solo podría servir para movilizar a los ciudadanos que quedaron atrapados en dos bandos y que esto les ayude a definirse sobre un grupo y que podría correrse el riesgo que sea para cualquiera de estos dos.

Hoy no se puede quedar en el boletín que no dice nada, o que a lo mucho informa. Se ocupan de estrategias para comunicar, para hablarle a los indecisos, para motivarlos, para enamorarlos y hacerlos caminar hacia un proyecto.

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Twitter @Marco_Esquivel

Marco Esquivel

Valle Hermoso, Tamaulipas 1973 (Naturalizado en la Hermana República de Abasolo, Tamaulipas. México)
Periodista, Agente de Seguros y Consultor Político

Tiene una maestría en Gobierno y Política Pública; un Máster en Gestión de Riesgos por la Ealde Business School.
En 2015 concluyó un Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política por la Universidad Camilo José Cela (Madrid, España)
Es director general del periódico digital HOYTamaulipas.
Su columna Esto se Dice se ha publicado en distintos medios de comunicación de Tamaulipas.

Como agente de Seguros, cuenta con cédula A, B y D, para intermediar seguros personales, empresariales y agrícola y ganado. Es miembro de la Million Dollar Round Table que congrega a los mejores agentes de seguros internacionalmente.