Ciudad Victoria, Tamaulipas. - Como lo ha hecho desde hace 40 años, don Agustín Ruíz comercializa sus productos en diversas dependencias de gobierno en la capital de Tamaulipas, esperando tener algunas monedas para sus gastos y sus cigarros.

De 88 años de edad, el oriundo del Ejido Viento Libre del municipio de Güémez, señaló que desde joven inició vendiendo primero tortillas de harina, luego quesos, otros productos y ahora hierbas naturales, con las cuales tiene la esperanza de ganar algunos pesos para poder subsistir.

“Tengo muchos años ya vendiendo aquí en Victoria, yo soy de Viento Libre, allá antes tenía unas parcelas, pero ya no tengo nada, todo lo perdí, pero sigo vendiendo, trabajando un poco no vengo a pedir caridad, sino que me dejen vender para sacar aunque sea para mis gastos y mis cigarros”, comentó.

Remarcó que antes podía entrar con toda libertad a los pisos de la Torre Bicentenario, la Torre de Cristal, Gobierno del Estado, DIF Estatal y Municipal y otras más, pero a causa de la pandemia ya no puede entrar y es más difícil vender sus artículos.

“Antes podía entrar a todas las áreas a vender, hoy ya no me dejan, yo entiendo que es por esto de la enfermedad que hay, pero sigo haciendo mi lucha para poder ganar unas monedas”, comentó.

Un problema en su columna le impide trabajar normalmente, y aunque recibió ayuda médica de parte del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), él decidió no operarse porque eso lo dejaría en cama y sin poder trabajar.

“Si yo me operaba me quedaba en cama, no iba a poder trabajar, no tengo a nadie de familia soy yo solo y luego cómo le iba a hacer para mis cosas”, indicó.

Al ser una persona sin estudios, fue víctima de un despojo de sus tierras y solo le quedó su pequeña casa en donde vive aún.

“Pues nada más me llegó un papel, según me dijeron que había perdido todo, me quedé sin mis parcelas, ya no pude hacer nada más, fui el último de mis hermanos, me tocó quedarme a cuidar a mi mamá, nunca me case y no tengo familia, ya me quede solo con 88 años de edad”, mencionó.

Además, don Agustín padece de sordera en uno de sus oídos y tenía un aparato, pero dijo se lo quitaron y nunca más se lo entregaron.

“En una de las dependencias me dijeron que les dejara el aparato ahí, que me lo iban a reparar, pero nunca me lo entregaron, y no puedo ahora escuchar de un lado”, expuso.

Don Agustín llega todos los días a las 9:00 de la mañana a Victoria y toma el último microbús en el Boulevard rumbo a Viento Libre a las seis de la tarde, buscando sacar un peso para poder comer y subsistir ante esta pandemia por Covid-19.

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