En vísperas del día de muertos

Muchos fueron los que se adelantaron

Se despedían ya de sus puestos

Dejando atrás aquello que lograron

Unos fueron solo enroques

A otros de plano las gracias les dieron

El que manda quiere ya nuevos enfoques

Y para su gusto muchos ya no le rindieron

Se escuchaban llantos entre los pasillos

Su suerte ya estaba echada

Resonaba fuerte el cántico triste de los grillos

Al irse mucho a la fregada

Sus días de andar de pomposos

Llegaron a su inevitable fin

Ahora buscan hasta al frijoles con gorgojo

O hacerle la barba a cualquier delfín

Onerosos eran sus ingresos

Por ello más grande la decepción

En verdad no querían dejar sus huesos

Y menos las tranzotas de a montón

¡Calaca haznos el milagro!

Gritaba con vehemencia uno de ellos

Sálvanos del futuro letargo

Y aparécete como destello 

De pronto de la nada

Un carruaje tenebroso apareció

Era la mismísima Calaca

Que con gran ahínco espetó

Miren hijos de su mouser

La vergüenza es la que no conocen

Ustedes ya son muertos caminantes

Y ya no es justo que la gocen

Píntenle todos para sus casas

Que al inframundo tampoco los llevaré

Estamos muy llenos de carcasas

Y más buitres carroñeros ya no albergaré…

En paz descansen siempre

No, no me refiero a los mencionados arriba sino a todas aquellas buenas almas que por alguna razón dejaron este plano existencial, descansen por siempre en paz en el paisaje celestial predilecto de cada cual.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)