El Mante, Tamaulipas.- “Fue un mantense amigo, raza”, cita un afligido Javier Villarreal Terán y dirige una melancólica mirada a la urna con las cenizas de su señor padre: Don Javier Villarreal Salazar.

Frente al micrófono, Javo a nombre de la familia agradece el homenaje póstumo que el Ayuntamiento de El Mante le brinda a su padre.

“Aquí en esta ciudad forjó sus sueños, fue educado por unos padres que le enseñaron a trabajar, pero sobre todo a presumir su tierra. Soy del Mante decía en donde quiera que se parara”.

El aplauso es generoso, Javier camina hacia la urna y le entrega un último beso para luego dirigirse hacia su madre a la que colma de besos y abrazos.

Empleados de confianza, sindicalizados, funcionarios municipales y el Cabildo se reunieron en la explanada de la Presidencia Municipal para rendirle un homenaje a quien fuera alcalde de esta ciudad durante el periodo 1993-1995.

Al frente de la familia estaba la señora Luz María Terán Rodríguez, flanqueada por sus hijos y sus nietos.

A nombre del presidente municipal de El Mante, Juan Francisco Leal Guerra, fue el secretario del Ayuntamiento, Luis Carlos Cruz Ramos, quien tomó la palabra para dar testimonio del legado de Javier Villarreal Salazar, de su nobleza por la gente, de su integridad como persona.

“Estamos aquí para honrar a un hijo de esta tierra, a un personaje que siempre presumió su tierra, un servidor público que no usó el poder y que en cambio siempre fue generoso.

Como alcalde a Don Javier Villarreal Salazar le tocó una etapa complicada, pues la situación por la que atravesaba el campo sumado a la situación del Ingenio de El Mante que pasaba a otros dueños, orilló a muchos mantenses a emigrar a otras partes del país, pero siempre tuvo la visión de luchar y trabajar por sus paisanos”.

La Banda de Guerra se unió al tributo de quien fuera delegado de Profepa y secretario de Finanzas, tras ello un minuto de silencio para recordar al amigo, al personaje respetuoso y atento que supo cumplir sus anhelos a base de pundonor y rectitud.

Tras ello, amigos y familiares se dirigieron a la Iglesia de Nuestra señora de Guadalupe, en donde se le rindió una misa con sus cenizas.