Cuando un pueblo llega al estado de descomposición, de hartazgo, cansancio, y desafección como el que se vivió en Tamaulipas,  (y por lo visto México), sencillamente no existe salvación para los que ordenan, mandan y hasta roban con descaro.

Y no tienen salvación cuando el pueblo cansado de tanto abuso, llama a una revolución silenciosa para emitir su voto de castigo y aunque así se tarde más de ocho décadas, da una respuesta que sacude las estructuras conformadas por años.

Y en esa revolución, aparece el caudillo, el súper hombre que habrá de llevar a mejores niveles de prosperidad a ese pueblo cansado, hastiado e irritado.

El súper hombre se presenta como la mejor opción de cambio, el que promete transformar, el que hace soñar al pueblo que ahora sí tendrán a un guía, un maestro, un líder que lo conduzca a la grandeza.

En esa revolución silenciosa, en la que quienes todavía ostentan y abusan del poder siguen ciegos y sueñan en que seguirán sexenios enteros en la cúspide, el pueblo se ha levantado en armas. Ya tienen a su nuevo mecías, ya se ha enamorado del que cree será su nuevo guía.

Y así es la historia, el pueblo eufórico elige a un nuevo pastor en el que confía lleve por buen destino a su rebaño.

Lamentablemente cuando más alta es la expectativa creada en torno a ese caudillo o súper hombre, también viene el desencanto.

Y es que el pueblo con hambre de un verdadero cambio, sueña que han elegido al súper hombre que viene provisto de una vara mágica para que transforme o elimine lo que por décadas hizo daño.

De no lograr avances suficientes, el efecto es devastador. El desánimo crece nuevamente y se convierte en un verdadero dolor de cabeza para el caudillo que se presentó y engañó a su pueblo.

Existe desencanto y por tanto a partir de ese momento el daño ya está hecho, ya no valen las excusas, de nada sirve decir una y otra vez que se requiere tiempo. El ciudadano de a pie, quiere a un líder con su vara mágica que resuelva todo lo que le duele.

Que sea el hombro donde llorar sus desgracias, sea el súper héroe y el protagonista de una nueva historia y que por tanto salga victorioso al enfrentarse con los antagónicos de la película ciudadana.

Y viene el dilema del ciudadano: “regresar a donde estaba o esperar de otro más”.

Es verdad, hace algunas décadas, un gobernante se daba por bien servido si lograba que su pueblo le temiera, hoy, no se puede conformar solo con eso, ahora tiene que buscar que sus ciudadanos lo quieran y recuerden.

Desafortunadamente a algunos súper héroes se les ha olvidado tener sus claques.

Hoy se está a tiempo, es momento de empezar a mover las piezas del ajedrez y preguntarse qué se quiere lograr más adelante.

En términos coloquiales tendría que concluir: Entre más alto se llegue, más duele el trancazo.

FINALIZANDO…

Mi querido Lucho y mi querido Javo: mi solidaridad para ustedes y toda su familia.

Comentarios Twitter @Marco_Esquivel

Marco Esquivel

Valle Hermoso, Tamaulipas 1973 (Naturalizado en la Hermana República de Abasolo, Tamaulipas. México)
Periodista, Agente de Seguros y Consultor Político

Tiene una maestría en Gobierno y Política Pública; un Máster en Gestión de Riesgos por la Ealde Business School.
En 2015 concluyó un Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política por la Universidad Camilo José Cela (Madrid, España)
Es director general del periódico digital HOYTamaulipas.
Su columna Esto se Dice se ha publicado en distintos medios de comunicación de Tamaulipas.

Como agente de Seguros, cuenta con cédula A, B y D, para intermediar seguros personales, empresariales y agrícola y ganado. Es miembro de la Million Dollar Round Table que congrega a los mejores agentes de seguros internacionalmente.