El célebre compositor Alemán de los años 1700’s, Ludwing Van Beethoven, decía que la música era e iba a ser por siempre, el único medio capaz de dominar sobre el estado de ánimo de una persona e inclusive, llegó a asegurar que era una especie de hipnotismo, un mensaje subliminal que dominaba las mentes.
Bastante razón tuvo Beethoven al afirmar lo anterior, sin embargo se equivocó en algo, y es que a través de los años el ser humano se ha percatado de que la música no es la única que influye en el estado de ánimo de un individuo sino que hoy en día existe otro medio tal vez más poderoso llamado: el deporte.
El hombre llora, grita, hace fiestas, se alegra, se enoja, encoleriza, se entristece y hasta se llega a suicidar, cuando su equipo o atleta favorito pierde, gana, se rinde, mete gol o llega a la meta.
No se sabe a ciencia cierta qué es lo que encierra el deporte que hace que el ser humano se sienta tan atraído hacia este (confieso que yo soy una de esas personas).
Pero el deporte es bello y se debe de disfrutar, cuando se llega a los extremos todo se hecha a perder y esta actividad pierde su esencia para transformarse en un vicio.
El vicio mata, destruye, separa y cuando en el deporte se llega a las instancias del fanatismo es justamente lo que pasa, se mata al que contradice o a quien por casualidad estaba cerca, se destruye lo que está alrededor y se separan aficionados, amigos, e incluso hasta familias.
Aunque no es un sinónimo, la palabra fanático se relaciona ampliamente con el vicio, porque el fanático es un apasionado intolerable de algo, y ese algo generalmente es un vicio.
Por lo tanto, cuando el aficionado se transforma en fanático hace que el deporte se transforme en un vicio y en la mayoría de las ocasiones sucede que dentro de una cancha de fútbol o de cualquier deporte y a veces también fuera de ésta, se tomen actitudes de guerra, violencia y hasta venganza.
Es por esto, que el deporte lo tenemos que disfrutar, es el sano esparcimiento que más tenemos al alcance de nuestras manos, cualquiera lo puede practicar. Si lo practicamos y disfrutamos sin apasionamientos desbordados, seguirá siendo llamado deporte, pero si continúa como vamos, en que mucha gente se fanatiza, pronto lo veremos como el peor de los vicios, un vicio contra el que ningún grupo podrá por muy fuerte que sea.
Y recuerden, EL FUTBOL ES PARA GOZARSE, NO PARA ENFERMARSE
Por: Alejandro Aguirre Castelán
Twitter: @regioaguirre
