Monterrey, México.- Una de las principales aportaciones del reconocido historiador británico Eric Hobsbawm a disciplinas como la historia, la ciencia política y la sociología es su análisis sobre el concepto del bandido social en sus obras Rebeldes primitivos (1965) y Bandidos (1969).
Hobsbawm rompió con el paradigma histórico de considerar como un bandido a quien actuaba fuera del marco de la ley. El autor estudió a las sociedades rurales e identificó a los bandidos en su papel de justicieros. Es decir, el bandidismo social es percibido como un modelo de protesta social, donde un grupo de personas se organiza para defender al pueblo de las fuerzas políticas y económicas. El bandido toma el rol de héroe y forma un liderazgo de resistencia popular.
En México, el concepto del bandido social puede ser relacionado con la expresión artística del corrido norteño. Con el paso de los años se ha vinculado al viejo mafioso con la figura del justiciero, donde un hombre sale de la pobreza y logra confrontar a las fuerzas del Estado, siendo capaz de vencerlas en algunas ocasiones. Lo anterior, ha sido motivo de inspiración para los músicos, expresando el sentir popular.
Hoy, no podemos considerar a los líderes del crimen organizado como bandidos sociales. En sus prácticas no se ataca al grupo opresor, llegando incluso a pactar con ellos para lograr sus propósitos comerciales. No confundamos liderazgo con heroísmo.
Lejos han quedado aquellos bandidos que en algún momento de su vida fueron considerados como héroes en el contexto de su comunidad…
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