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Sección: Editoriales / Todo comunica

EL TERRORISMO COMO ESPECTÁCULO

Por: Néstor Solís 15/11/2015 | Actualizada a las 11:01h
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“¿A quiénes van dirigidos los ataques terroristas?”. Esta es una de las pregunta que lanza un periodista de CNN en la cobertura de los recientes atentados en Francia.

Hasta el momento se reportan 129 muertes y más de 300 personas resultaron heridas en los ataques de París. Pero, ¿son ellos las verdaderas víctimas de estos ataques?. La respuesta a esta pregunta creo que es un poco más profunda que un simple “sí” o “no”.

Los actos terroristas son en la mayoría de los casos vistos desde puntos de vista de seguridad pública, política exterior, migración, etc. Pero para comprender un poco mejor este tipo de delito, es necesario verlo también desde el plano comunicacional.

El interés noticioso que suscita el terrorismo ha convertido este fenómeno violento en uno de los tipos de información con mayor impacto en los medios de comunicación de todo el mundo. La espectacularidad de algunas acciones terroristas, ha dado lugar a coberturas informativas marcadas por la reproducción visual de una escenificación muy planificada por parte de los terroristas en busca del mayor impacto posible en los ciudadanos-espectadores.

Walter Laqueur afirma que “el éxito de una operación terrorista depende casi por entero de la cantidad de publicidad que reciba”. El verdadero objeto del terrorismo no son las victimas mortales o los daños materiales, sino que se encuentran más allá de esos hechos físicos, en que una sociedad o un determinado grupo se sientan atemorizados y amenazados tras presenciar lo sucedido a través de los medios de comunicación.

Muchos autores hablan y comparan el terrorismo con el teatro. Está pensado para llamar la atención y dirigirla hacia un grupo identificable con unos motivos determinados. El delito así se convierte en una exigencia, en una amenaza, en un mensaje encubierto y en un espectáculo.

El verdadero medio que emplean los terroristas no es el plano físico de las acciones, sino el plano emocional, el impacto psíquico que provocan.

El terrorismo se sirve de la violencia psicológica para aterrorizar a sus audiencias. El impacto psíquico se basa, principalmente, en la inocencia de la víctima, que a su vez provoca en los ciudadanos una fuerte sensación de vulnerabilidad y desprotección, de que cualquiera puede convertirse en víctima. Crean la percepción de que cualquiera puede convertirse en victima potencial y los medios ayudan mucho a esto, a tal punto que más allá de informar, propagan el mensaje terrorista y lo amplifican.

En el terrorismo, la violencia no es un fin en lo que lo más importante no es la victima personal o los daños materiales, sino el significado que tiene ejercer violencia sobre esos objetivos. La intencionalidad de los terroristas es la que convierte los atentados en acciones comunicativas.

Los actos terroristas son un espectáculo violento en donde la audiencia principal la componen las víctimas directas y sus familias. Pero estas son solamente “victimas aleatorias o simbólicas” que cumplen una función instrumental en la violencia y que han sido elegidas por su valor simbólico.

La audiencia secundaria puede suponer el principal objeto de manipulación por parte de los terroristas, pues las victimas a quienes realmente les interesa alcanzar no son los muerto, sino a quienes paraliza el miedo producido por esos atentados y quienes pueden, con su reacción, presionar a un gobierno.

Un tercer destinatario sería la autoridad o poder público, que a pesar de ser el último eslabón en la cadena de destinatarios, son a los que los terroristas realmente quieren enviar un mensaje, pero con la peculiaridad de los terroristas necesitas que el mensaje llegue magnificado, es decir, que haya provocado una reacción previa en los otros dos públicos.

Otro punto importante que influye en la difusión de actos terroristas tiene que ver con el escenario. No son lo mismo los atentados que ocurren a diario en Medio Oriente uno que ocurra en New York, Madrid o París. Estas son capitales mundiales que viven en relativa calma o al menos en donde no se piensa que esto pueda ocurrir. Además que son países que forman parte de los grupos que combate el terrorismo, por lo que se hacen blanco fácil.

Esto no significa que lo que ocurra a diario en Medio Oriente no tenga importancia, al contrario, pero el escenario, la espectacularidad del acto, y el imprevisto son la combinación perfecta para una mayor difusión de la noticia. 

El “detrás de escena” del terrorismo es solo una pequeña parte de un problema mucho más amplio y profundo, pero que se hace importante al tener que pensar la estrategia comunicativa de las instituciones políticas. Por eso, la respuesta con la que un gobierno intente restablecer el orden tiene que representar y expresar todo lo que el Estado de Derecho significa.

Néstor Solís Valdés
Consultor Político

Abogado, Diplomado en Gobernabilidad y Gerencia Política por la George Washington University con Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Camilo José Cela de Madrid, España. Especialidad en Gestión de Gobiernos y Campañas Electorales por la misma Universidad en España.

Director General de la firma consultora panameña Istmo Consulting.

Ha participado en campañas políticas en Panamá desde 2004 a nivel de diputado y alcalde.
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