Monterrey, México.- Luego de un análisis de su administración, el ex presidente de la república brasileña Fernando H. Cardoso mencionó que “en el mundo de hoy el liderazgo político nunca se alcanza de una vez por todas. Debe alimentarse y renovarse constantemente. Ya no es posible para un líder imponer sin negociar, decidir sin escuchar, o gobernar sin explicar ni convencer”.
Lejos han quedado los tiempos donde la figura del presidente concentraba el poder. En la actualidad, han surgido nuevos actores dentro de la esfera política que buscan incluir sus intereses en la agenda pública. Desde empresas, sindicatos o instituciones financieras, hasta organizaciones no gubernamentales, la inclusión de grupos de presión en la actividad política ha ido aumentando paulatinamente.
Para asegurar la gobernanza, es importante que los presidentes ejerzan un liderazgo político que los coloque como el agente fundamental dentro de la estructura gubernamental y así lograr la implementación de plataformas de políticas públicas y la producción de bienes públicos. La gran pregunta que surge es ¿Cómo promover el desarrollo nacional bajo el marco y los principios de la democracia, manteniendo una estabilidad política?
Por mucho tiempo se entendió, desde la ciencia política, que una presidencia fuerte se contradecía con una democracia fuerte. De la misma manera, el concepto del liderazgo político se relacionaba con los gobiernos autoritarios, donde la participación ciudadana y la inclusión de actores políticos era impensable. Es por eso que es importante recalcar que el término de liderazgo político ha pasado por un proceso de transición a lo largo de la historia. En la actualidad, el Dr. José Luis Méndez, profesor-investigador de El Colegio de México lo define como “la capacidad para reconocer lo que se puede y lo que no se puede hacer bajo ciertas circunstancias, plantear objetivos significativos a la vez que realizables y luego convocar en torno a ellos a los actores políticos”. Lo anterior implica, tener la capacidad y la voluntad para liderar y actuar cuando se requiere, y a su vez, abstenerse de hacerlo en los momentos donde se pueden ver afectadas las políticas. De esta manera, es posible analizar el liderazgo desde dos diferentes perspectivas: la capacidad para visualizar objetivos y la capacidad para alcanzarlos.
Ahora bien, la pregunta es, ¿Cómo se debe de ejercer dicho liderazgo? La capacidad estratégica del presidente puede ser entendida a través de tres grandes herramientas: la agenda pertinente, el palanqueo político y la reputación presidencial.
El uso de una agenda pertinente, puede entenderse como la selección de proyectos realizables, y a su vez, necesarios para la consolidación de la democracia. Reformas estructurales con fines sociales y relevancia nacional. Son comunes los proyectos públicos que inician con una administración, y son desechados por el servidor entrante. El impacto es nulo y la continuidad se pierde.
Por el otro lado, el palanqueo político debe de ser analizado mediante un contexto de poderes limitados, donde el presidente enfrenta un entorno de actores resistentes a sus decisiones en el cual la negociación es un instrumento político indispensable. En esta negociación, el poder de persuasión es su principal arma, debe de tomar las decisiones más ventajosas para el presente, pero pensando prospectivamente en el futuro.
Por último, la reputación presidencial debe de ser cuidada desde los dos principales sectores: la clase política y la sociedad civil. La relación con la clase política es importante para acrecentar el poder y obtener el apoyo en momentos de auge, pero también en momentos de crisis. Evitar las parálisis legislativas y conflictos de poderes. La imagen presidencial ante la sociedad civil puede garantizar la participación ciudadana en proyectos estatales y la formación de una comunidad más justa y equitativa.
Hegel decía que el Estadista debía poner en palabras los sueños de una nación. La pregunta es… ¿es eso posible actualmente? Terminemos con la falsa idea del héroe, el político que accederá a un puesto público y logrará terminar con los grandes males de la sociedad. Hoy es necesario que los presidentes cuenten con una agenda realista que les permita realizar sus proyectos. Eso sí, trabajando con los diferentes sectores de la sociedad.
En otros temas: Me hicieron llegar una foto de una estudiante del Tecnológico de Monterrey que tiene un gran parecido con Ivonne Álvarez, ex candidata del PRI a la gubernatura de Nuevo León. A lo largo de la campaña la confundieron en diversas ocasiones, llegando a ser el tema de conversación entre su grupo de amigos. ¿Ustedes qué dicen? ¿Se parece? La hubieran llevado al debate en el Tec… no se hubiera notado la falta.
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