Sin lugar lo ocurrido con los estudiantes normalistas en Iguala Guerrero, pone los focos rojos en ese estado de por sí ya calientito; los jóvenes pertenecientes a una escuela Normal Rural, son hijos en su mayoría de lugareños habitantes de la zona.
Los padres se revelan indignados contra el gobierno y las autoridades competentes, el gobierno federal atrajo el caso, llego el ejército, la PFP, la nueva gendarmería y agentes del ministerio público, peritos en diferentes áreas y hasta el mismísimo procurador Jesús Murillo Karam.
De lo cierto es que ninguno de estos actores devolverá al vida a estos estudiantes desaparecidos, los hechos son contundentes, testigos –varias decenas de ellos- confirman que fue la misma policía municipal de Iguala, quienes los detuvo y se los llevo; dramático caso, no solo por el hecho sino porque se confirma una vez más la labor de las policías municipales, en prácticamente todo el país.
El alcalde de este municipio ni sus luces, salió huyendo, y como dijera el filósofo, sin decir a donde iba; nadie sabe su paradero, su ficha técnica y currículo, ahora el mismo PRD lo niega, figuras de este partido como Armando Ríos Peter, apoyaron su campaña, que lo llevo a la alcaldía, la procedencia del sujeto, ahora su partido lo niega.
Nada llevaría a este escribiente a hacer mención de este tema distante para el noreste del país, pero no es Ayotzinapa, ni la vergüenza internacional por temas que debería de haberse cerrado hace ya más de un siglo.
Hecho como este ocurren en muchas partes del país, a lo largo y ancho del territorio nacional, sin embargo el miedo y la cobardía de muchas autoridades hacen del silencio el arma más letal para el crecimiento de la impunidad.
La confianza ciudadana en nuestras autoridades se ha perdido, el Ejército y la Marina, son los bastiones de confianza que aún quedan, cuestionado el ejército por sus actuaciones, y la Marina convertida en la última barrera de protección.
Este caso como Aguas Blancas, Acteal, la montaña de Guerrero y muchos municipios y comunidades más del país, sufren los estragos del flagelo de la impunidad.
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