Quince Navidades regalando sonrisas: la historia silenciosa de Don Gera
Ciudad Victoria, Tamaulipas.— En una esquina del 25 Doblado, en la colonia Nacozari, la Navidad no llega envuelta en luces deslumbrantes ni anuncios estridentes. Llega de manera discreta: una bolsa de dulces, una fotografía y una sonrisa compartida.
Desde hace 15 años, Gerardo Ramos —conocido por todos como Don Gera— ocupa el mismo punto y repite el mismo gesto. No busca reflectores ni agradecimientos públicos. Su intención es simple y constante: regalar un momento de alegría a quien pase frente a él.
No hay tarimas ni discursos. Hay perseverancia. Cada diciembre, Don Gera vuelve, como quien cumple una cita silenciosa. “Yo solo quiero que se lleven una sonrisa”, dice, mientras saluda a niños, jóvenes y adultos que ya saben que ahí estará, puntualmente, cada Navidad.
Quince años después, su presencia sigue intacta: discreta, constante, humana. Don Gera no organiza eventos ni reclama reconocimientos. Simplemente vuelve. “Mientras pueda, aquí voy a estar”, asegura, con la serenidad de quien entiende que alguien lo espera.
En tiempos marcados por la prisa, el ruido y las carencias, historias como la suya recuerdan que la Navidad aún habita en la calle y en la gente común. En quienes, sin estridencias, hacen del bien una costumbre.
Porque a veces la esperanza no llega envuelta en regalos. Llega caminando despacio, con dulces en la mano y el corazón lleno.
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