Ciudad Victoria, Tamaulipas. - Tecnología barata, ofertas relámpago y perfiles aparentemente confiables están detrás de la mayoría de los fraudes cometidos en redes sociales, un delito que hoy tiene un perfil claro, personas de entre 20 y 40 años, el sector con mayor actividad digital y, paradójicamente, el más vulnerable ante engaños en línea, reveló la Guardia Estatal Cibernética.

De acuerdo con el policía tercero Luis Marín, adscrito a la Dirección de Análisis de Inteligencia, este grupo etario concentra el mayor número de reportes debido a su constante interacción en plataformas digitales.

“Son quienes más navegan, compran y confían en publicaciones que aparentan ser legítimas, sobre todo en temporadas de alta demanda comercial”, explicó.

Desde el área especializada en prevención de delitos informáticos se ha detectado que uno de los mecanismos más recurrentes es la creación de cuentas y páginas apócrifas, diseñadas para simular comercios reales.

“Ofrecen principalmente artículos de tecnología y telefonía a precios muy por debajo del mercado, lo que termina por enganchar a las víctimas”, detalló el agente.

El modus operandi suele repetirse, el comprador realiza un depósito o transferencia bancaria confiando en la publicación, pero el producto nunca llega y el contacto desaparece.

“Las redes sociales no garantizan la compra ni verifican plenamente la identidad de quienes venden”, advirtió Marín.

Ante este panorama, la Guardia Estatal Cibernética mantiene una campaña permanente de recomendaciones preventivas. Entre las principales sugerencias se encuentra desconfiar de promociones excesivamente atractivas, revisar comentarios, verificar reseñas y aplicar el principio de “confianza cero” al interactuar con vendedores desconocidos.

Asimismo, dijo que, se exhorta a evitar pagos anticipados y, en caso de concretar una compra derivada de redes sociales, realizarla en espacios públicos, mediante la entrega directa del producto y el pago en el momento.

Finalmente, las autoridades reiteraron que la información y la prevención siguen siendo la primera línea de defensa contra los fraudes digitales, mientras que las denuncias formales y las investigaciones corresponden a las instancias ministeriales competentes.