Altamira, Tamaulipas. - Productores agrícolas del sur de Tamaulipas se sumaron a las protestas nacionales y advirtieron que la falta de apoyos, los altos costos de producción y los bajos precios de los granos han colocado al campo en una situación tan crítica que podría poner en riesgo la soberanía alimentaria del país.

El productor altamirense Dimas Salazar explicó que cultivos como la soya atraviesan un panorama sumamente complicado.

Detalló que producir una hectárea supera ya los nueve mil pesos, mientras que el precio que actualmente pagan por la tonelada apenas llega a siete mil seiscientos.

Esto obliga a los agricultores a obtener más de tonelada y media por hectárea solo para recuperar parte de la inversión, un rendimiento que no todos pueden alcanzar debido a las condiciones climáticas, la falta de maquinaria en buen estado y la ausencia total de programas de apoyo.

Salazar señaló que la eliminación de instrumentos como los precios de garantía, los estímulos a la producción y la homologación de precios dejó a los productores en desventaja frente al mercado internacional.

Explicó que la homologación de precios es hoy la exigencia más fuerte a nivel nacional, pues en el caso del maíz existe una diferencia de dos pesos con cincuenta centavos por kilo que el gobierno no ha querido cubrir, una cantidad que puede significar la diferencia entre sostener un ciclo agrícola o enfrentar la quiebra.

El productor añadió que el sector social del campo es el más afectado, ya que trabaja prácticamente sin margen.

Si un tractor se descompone, ya no hay dinero para repararlo. Tampoco hay posibilidades de comprar llantas, renovar equipos o generar ahorros mínimos.

La mayoría de los productores está trabajando únicamente para sacar la cosecha, sin garantía de poder sembrar el siguiente ciclo.

En estos momentos, más de la mitad de los agricultores de la región se encuentran en plena cosecha intentando rescatar algo de inversión.

En Altamira son alrededor de 985 productores y muchos de ellos ya analizan si podrán continuar sembrando el próximo año ante la falta de incentivos.

“Lo que está en juego no es solamente el ingreso del productor”, advirtió Salazar. “Si seguimos produciendo caro, vendiendo barato y sin apoyos, México dependerá cada vez más del extranjero para alimentarse. Eso es perder soberanía alimentaria”, puntualizó.

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