Matamoros, Tamaulipas. - Durante más de 20 años, Matamoros vivió con un problema que todos conocían, pero que nadie quiso enfrentar: los caídos del drenaje. Cada hundimiento era una herida visible del abandono, una señal del olvido que se acumuló por años entre excusas y promesas incumplidas. Ocho administraciones pasaron sin resolver lo que afectaba la salud, la movilidad y la dignidad de miles de familias.

Esa historia cambió con Beto Granados. En apenas un año, su gobierno ha logrado reparar 177 caídos, la cifra más alta en 23 años, superando individualmente a ocho gobiernos anteriores. No se trata solo de un récord técnico: también es una muestra de liderazgo, gestión y compromiso con la ciudad.

Y en ese cambio de rumbo, el Gobernador Américo Villarreal Anaya ha sido parte importante de este avance. Su respaldo, su acompañamiento y su visión de un Tamaulipas que se transforma desde lo local han sido clave para que Matamoros dé pasos firmes en la recuperación de su infraestructura. Estado y Municipio hoy trabajan como un solo equipo, sumando esfuerzos para devolverle a la gente una ciudad funcional, limpia y segura.

Cada caído reparado significa más que una obra: es una muestra tangible de que el gobierno sirve cuando se coordina, cuando hay voluntad y cuando el trabajo sustituye al discurso. Por eso este logro incomoda a algunos: porque demuestra que sí se podía, y que solo hacía falta quien quisiera hacerlo.

Hoy Matamoros ya no se hunde. Se levanta, con fuerza, con dirección y con resultados. Y lo hace de la mano de un alcalde que gobierna con hechos y de un gobernador que impulsa la transformación.

El Renacimiento de Matamoros no es una promesa: es una realidad que Beto Granados construye todos los días.