México se convirtió formalmente en una república federal el 4 de octubre de 1824, fecha en que se promulgó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, la cual estableció una forma de gobierno republicana. Sin embargo, esta transición se dio tras la caída del Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide en 1823, y la expedición del Acta Constitutiva de la Nación Mexicana el 1 de noviembre de 1823.

Arriba de 200 años después y nos encontramos en un momento crucial para la vida de nuestra nación. ¿Cuál es el rumbo sociopolítico al que vamos? Es cierto que gozamos de una soberanía pero a veces se siente como disfrazada por un sistema gubernamental que desde hace años ejerce un control tipo autoritario.

Ninguna época se salva de esto, todas de una u otra manera han sido y son testigos de un ejercicio del poder manipulativo. Al final del día se trata de imponer ideales específicos cupulares en lugar de anteponer los intereses generales de los mexicanos. A mayor o menor medida esto es un hecho, quién discuta lo contrario tendría que presentar reales argumentos que no serían suficientes ante una realidad existente y persistente.

El divisionismo es cada vez más evidente, la polarización parece en estos días el deporte nacional preferido. Termina predominando la diatriba sobre el diálogo, las descalificaciones sobre el respeto al derecho de expresión de los demás. Todos se acusan de ser lo peor que ha existido, los más corruptos, los más cínicos, mentirosos, etc.

Y lo que causa hilaridad es que todos tienen razón, el sistema está tan impregnado de tantos vicios y malas costumbres, que nadie sale limpio de esta constante pelea de lodo. Hoy, como siempre o la mayoría de las veces escribo, lo hago como un genuino ciudadano mexicano, dejando a un lado mis preferencias e ideales políticos y concentrándome en lo que debería ser lo mejor para mi hermosa y siempre tribulada nación.

Claro que estoy consciente del bien hacer de millones, pero también del mal hacer de los otros tantos. Esto nunca debe de ser una guerra interminable sino la persecución de un reto con metas alcanzables. Paso a paso y ladrillo a ladrillo con buen trabajo se construyen los verdaderos cimientos de una sociedad más sólida y solidaria.

Hablar de una república sería recordar lo que esto significa:

Una república es una forma de gobierno y de organización del estado en la que el poder político, y en particular la jefatura del estado, son ejercidas por representantes del pueblo. Esto significa que el gobierno lo desempeñan individuos elegidos por la ciudadanía y sometidos a un cuerpo de leyes fundamentales, iguales para todos (es decir, una constitución), en el marco de una separación de poderes.

La palabra “república” proviene del término latín res publica, “la cosa pública”, con el que los romanos hacían referencia a la esfera de los intereses públicos, del bien común o del estado. No creo que ni Platón o Sócrates estarían de acuerdo en lo que se terminaron convirtiendo sus conceptos filosóficos, no es lo mismo un idealismo basado en genuinos principios filosóficos a un fanatismo respaldado por intereses públicos muy politizados.

Sin ninguna intención más que exponer una lamentable realidad existente, seguimos viendo que se pregona el avance y mejoría de todos los ciudadanos y sectores poblacionales, pero muchas veces se funciona para mantener a millones en condiciones de ignorancia para así poder ejercer mayor control y dominio.

Al contrario, hasta muchos son los ejemplos “del mundo al revés”, los que mucho analizan y estudian y ni se diga aquellos que se atreven a alzar la voz, terminan siendo un estorbo al sistema controlador en lugar de agentes de solución para generar más avances para la nación.

Montesquieu hablaba sobre la virtud como principio fundamental, entendida como el amor por la patria, las leyes y la igualdad. Hablaba sobre la restricción de la acumulación excesiva de riquezas, como lo ejemplificó en la república democrática. 

Poder en el pueblo, el sistema de separación y equilibrio de poderes, el principio de la virtud, amor a la igualdad y la frugalidad, limitación del poder, homogeneidad social, y otros, son conceptos expuestos debidamente desde hace muchos años, para nadie debe ser excusa el actuar como si no supieran entre el bien hacer y hacer el mal.

Una acumulación de poder te permite imponer tu filosofía y forma de gobernar, pero una acumulación de hartazgo, es lo que lleva a situaciones de desestabilidad social que inclusive terminan en revueltas y revoluciones. Una cosa es detentar el poder para proteger intereses y acumulaciones y otra muy distinta es el poder servir con homogeneidad y pulcritud, tocándose los corazones.

Una verdadera república debe ser la suma de todas sus partes, sobreponiendo los intereses colectivos sobre aquellos cupulares e individuales. Y si culminamos un poco filosóficos, pues pudiéramos recordar que en tú ciclo actual en este mundo, te definirán tus acciones y no tus pertenencias y menos opulencias, si no aprendiste que un sencillo acto de corazón puede más que cualquier título nobiliario, acto indebido o millones en el banco, tu escases espiritual será el reflejo de tu existencia.

Y al momento del recuento al cierre de tu presente ciclo, para ello no habrá ninguna corona, banda o nombramiento que te exima o te excuse de aquello que decidiste no hacer bien o que simplemente pensaste en su momento no era tan mala idea.

Si es verdaderamente por México, se nota.

Rio abajo

Ponte trucha, ahorita pudieras pensar que tu fuerza es tanta que hasta la corriente más fuerte de un caudaloso río no te hace nada. Pero de tanto nadar en contra y malamente regocijarte en lugar de concentrarte en lo importante, tarde o temprano sufrirás cansancio, y al ceder ante la corriente, terminarás rio abajo, cansado, en aguas más calmas y siendo una muy probable presa de un paciente pescador.

Reflexión

Principio de Virtud:

La república funciona si sus ciudadanos poseen virtud política, que implica un sacrificio del egoísmo por el estado y un amor por la igualdad y el interés común.  

¡Venga mis siempre estimados y valorados lectores y lectoras compatriotas!, hagamos conciencia y trabajemos todos por nuestra hermosa patria.

Saludos y bendiciones para todos.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)