La justa medianía
Una frase que se hizo o la hizo popular el ex presidente López Obrador, como un estándar moral a seguir, al menos por parte de la cuarta transformación, ahora los tiene en una contradicción ideológica muy fuerte. Decía AMLO y pedía a los servidores públicos que siguieran el ejemplo de Juárez, “que el servidor público debería aprender a vivir en la justa medianía.”
Y hay que decirlo, él era un buen ejemplo de ello, a pesar de muchos críticos y que a veces exageraba con ejemplos de que no tenía ni 200 pesos en la cartera, pero actuaba conforme lo que él pregonaba. El mismo hombre quien por su esfuerzo de años fundó un nuevo partido en la figura de MORENA, ahora debe estarse retorciendo ante los actos de total incongruencia exhibidos recientemente por los mismos partidarios.
El caso más reciente de la casa de 12 millones de pesos que adquirió el senador Fernández Noroña, pues viene a generar harta controversia. En este espacio escrito por años he abordado el tema de la incongruencia de servidores públicos en estos casos, e igual la crítica a los de aquellos años como los de ahora.
Si un servidor público tiene dinero bien habido y/o bien ganado, puede hacer con él lo que quiera, si sus gustos son carros de lujo, casas grandes, viajes y de más, es muy su problema. ¡Ojo! dinero lícito, porque hay muchísimos ejemplos de esto con dinero proveniente de actos de corrupción e impunidad y colusión con grupos delincuenciales.
Pero si en su discurso pregonan y pregonan que son parte del pueblo, critican los excesos, juran vivir en la justa medianía, para después salir con todo lo contrario, pues eso si es no tener vergüenza, por no decir madre. El clásico político que se sube al ladrillo y se marea, el mismo que termina exhibiendo sus complejos personales.
En el caso de Noroña, hace apenas unos años atrás salió en una entrevista o reportaje si mal no recuerdo, mostrando que vivía en una vecindad, en la misma época que se decía ser hijo del pueblo. Tres doritos después, ya con dos vehículos Volvos, una casa de 12 millones de pesos, viajes a Europa y quien sabe que más, pues se le debería estar cayendo la cara, pero no, al contrario, defiende lo indefendible.
Pero esto termina siendo un tema más complejo, ya que al final del día son apoyados y hasta vitoreados por muchos, aquí en Tamaulipas se paseó con una colega senadora que hablando de incongruencias, invirtió 30 millones de pesos en la casa de bolsa Vector, en una gira de propaganda personal muy mal vista por cierto acorde a muchas fuentes políticas y gubernamentales.
Ahora, como lo comenté al inicio, esto es un problema de años, tan mal los que ahora lo hacen como los de antaño, e igual de peor que aquellos de otros partidos que ahora levantan la voz asustados e indignados, cuando por años fueron ellos quienes hacían lo mismo o tapaban el mismo cochinero.
Repito lo que en muchas ocasiones he escrito, esta no es una cuestión de colores, es una cuestión de valores. Cenas de 47,000 pesos, viajes costosos, casas millonarias y más, no refleja para nada lo que es la justa medianía, más bien termina mostrando una deleznable cofradía.
Cuando tus argumentos terminan siendo que los otros hicieron peor o que yo nunca dije eso, e inventando cosas de otras personas para querer desviar la atención o justificarte, estás realmente frito. Mientras aplauden y presumen el apoyo de los programas sociales a los más necesitados, ellos se programan para saciar sus necesidades, apoyados en un sistema altamente incongruente y permisivo.
Y si piensan que mi punto de vista es equívoco y/o unilateral, pues entonces expongo unas palabras de alguien que también admiro y que si mal no recuerdo fue y sigue siendo el epicentro de todo el movimiento:
“Los asuntos públicos en México son cada vez más públicos, o se sabe más de asuntos o eventos privados, antes no se conocía nada, había mucha ostentación, mucho derroche, pero todo se silenciaba. Pero ahora no, por eso hay que recomendarles a los servidores públicos que actúen con moderación, con austeridad y que sigan el ejemplo de Juárez, que decía que el servidor público debería aprender a vivir en la justa medianía.
Todo esto que se echó por la borda en el periodo neoliberal, durante el periodo de saqueo y de corrupción, que estamos superando, pero que todavía quedan inercias.”
Entonces culminaría con el siguiente cuestionamiento/reflexión acorde a las palabras de Andrés Manuel López Obrador:
¿O no han sabido o querido controlar las restantes inercias o estaremos entrando en una nueva época neoliberal?
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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