¿Dónde está el dinero?
LO CLARO. La realidad del país y su desarrollo involucra a todos los actores. Sociedad, gobierno, academia principalmente.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas es actor relevante en esta dinámica de fortalecer la pertinencia laboral y de análisis en su Estado.
Han sido convocadas las instituciones de formación universitaria del país a un encuentro con el titular del Supremo Poder Judicial del país.
Homologar criterios de la conducta y aplicabilidad de justicia en México, conlleva el mantener un lazo estrecho entre universidades, academia, sociedad y los mandos de los poderes gubernativos.
El nuevo presidente del Poder Judicial –Mtro. Hugo Aguilar Ortiz- hace conclave con los rectores universitarios, como es el caso del rector de la Máxima casa de Estudios UAT, en vistas de vincular el ámbito académico con la justicia, igualdad y el fortalecimiento del estado de Derecho.
LO OSCURO. ¿Por qué las sociedades del mundo tenemos como objetivo estar en desacuerdo con quienes nos gobiernan?
No se pretende en ninguna manera ‘dar coba’ o ‘maximizar’ logros de los gobernantes, a quienes les pagamos un salario por hacer su trabajo.
Sólo encontrar razones que pongan luz a la crítica social y desde una misma voz, reclamar justamente a los que elegimos hagan su trabajo… o se vayan a casa.
En 1910, la diatriba se centraba en la lucha por retirar del poder al anquilosado líder independentista, que usufrutuaba el mando por más de 30 años como primera autoridad de la nación. Con paridad monetaria de uno a uno con el dólar del naciente imperio estadunidense y con modernas vías que intercomunicaban al país. Aunque la concentración de riqueza se centraba en unos pocos. Y sigue así.
Lo quitamos, pero no estuvimos conformes.
El partido en el poder que subsecuente al mandato porfiriano se estableció por 80 años, por lo bajo y por lo alto mantenía detractores que le culpaban del atraso y pobreza para la gran mayoría de mexicanos.
Se fueron… y seguimos igual.
Angustiadamente suplicamos por un cambio real que mostrase resultados palpables a los bolsillos de los mortales comunes.
Que se reflejase la riqueza petrolera contrastante con la miserable suma por salario mínimo general a la base trabajadora.
Desde 2018, el salario mínimo en México aumentó notablemente. Pasó de 88 pesos diarios a 249 pesos en 2024 y hasta 375 pesos en la zona fronteriza. Este aumento contribuyó a que 5.1 millones de personas salieran de la pobreza; de ellas, 4.1 millones se atribuyen exclusivamente a los incrementos del salario mínimo. Otros análisis agregan que 10 millones de mexicanos salieron de la pobreza, con un impacto importante atribuido al salario mínimo.
Según CONEVAL, la tasa de pobreza multidimensional bajó de 41.9 % a 36.3 %, equivalente a una reducción de 5.1 millones de personas.
Sin embargo, no termina por erradicarse y se calcula que aún 7.9 millones de personas viven en pobreza extrema.
No obstante, la persistencia de pobreza y la alta desigualdad de ingresos indican que aún existen obstáculos estructurales. El salario no es suficiente por sí solo para cerrar la brecha entre ricos y pobres ni asegurar la inclusión total.
Y ¿dónde están los recursos que necesitamos para alcanzar la felicidad o emerger a la línea de bienestar –como Dinamarca-? Si ése fuera el real problema de disgusto hacia los que ejercen el poder.
Un solo y único renglón de ingresos es el encargado de mantener la estructura legal del gobierno en funciones. Las aportaciones de contribuyentes al fisco.
En México el engranaje económico formal, aquel que está registrado y aporta impuestos, representa aproximadamente el 75 % del PIB, lo que equivale a unos 5 billones de pesos al año en ingresos fiscales recaudados. Según datos de CEIC, en enero de 2025 México recaudó en impuestos no petroleros 25 000 millones USD en ese mes; si se promediara al año, hablamos de más de 300 000 millones USD anuales, es decir, alrededor de 6‑7 billones de pesos.
Al otro extremo está la economía informal, que representa el 24.8 % del PIB, lo que significa 8.094 billones de pesos. En términos de empleo, más de 32 millones de personas laboran sin acceso a seguridad social, alrededor del 54 % de la población ocupada. No existe un aporte al gasto público real.
Y luego está un tercer eje: el lavado de dinero, una distorsión que no genera riqueza legítima ni empleo real, pero sí erosiona las finanzas públicas. La Unidad de Inteligencia Financiera UIF sólo reportó haber identificado alrededor de 43 900 millones de pesos en recursos ilícitos –fracción mínima del total real– lo que arroja un promedio de 14 600 millones de pesos al año. Es una porción mínima comparada con lo que recauda el Estado.
La informalidad contribuye al PIB con 25 % pero no aporta proporcionalmente al presupuesto, por su falta de registro fiscal. La evasión reduce la base fiscal y obliga a los contribuyentes formales a sostener el gasto público.
Por su parte, el lavado no aporta ningún beneficio social. Es un flujo ilegal que corroe la legitimidad institucional y puede superar, según estimaciones extraoficiales, los 500 000 millones USD en ganancias.
Lo anterior expuesto, nos lleva a una impresionante conclusión.
México recauda aproximadamente 6,480 USD per cápita por año (ingresos fiscales, cuotas, etc.) como aportaciones legales al gobierno.
Mientras el gasto público per cápita estimado en 2025 es de alrededor de 7,620 USD, superando la recaudación por unos 1,140 USD por persona.
Usted y todos los mexicanos, tenemos una deuda pública por persona que enfrentar en préstamos a bancos internacionales que se convierten en deuda, por 1,140 dólares anuales. Sólo para subsanar el gasto público.
Pero no estamos mal… el Producto Interno Bruto per cápita PIB en nuestro país lleva muy buena tendencia. Cada mexicano (de los 130 millones que somos) representamos 10,313.49 dólares en promedio de los que se produce y gana.
Somos deficitarios… quizá por la informalidad.
¿A quién le reclamamos? ¿a los que no pagan? ¿a los que lavan? O al gobierno.
COLOFÓN: ¿Qué debemos como sociedad pedir al gobierno? ¿Seguridad, salud, educación, transporte, riqueza? O que regrese don Porfirio…
@deandaalejandro
HECTOR ALEJANDRO DE ANDA CORTEZ
Colabora en medios impresos y en portales informativos electrónicos. La Columna Claroscuro se publica desde 2007
La columna Claroscuro se publica desde el 2007 en los mismos medios, trisemanal.
Especialmente tocamos temas económicos y de política en general.
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