Una década en el CEDES de Victoria: "El tiempo detenido, la esperanza en movimiento"
Ciudad Victoria, Tamaulipas. - Julio "N" ha pasado los últimos diez años privado de su libertad en el Centro de Ejecución de Sanciones (CEDES) de Ciudad Victoria. Su voz, pausada y reflexiva, no revela el delito que lo llevó a ese lugar ni cuántos años le restan por cumplir. Tal omisión no es casual: obedece a un deseo personal y al respeto por sus derechos humanos y privacidad.
Lo que sí revela es el profundo impacto que han tenido los cambios implementados en el penal en los últimos dos años.
"Yo ingresé hace diez años aquí, pero fue hasta hace pocos años, con el cambio de gobierno, que nos empezaron a tomar en cuenta", platica Julio. Habla con gratitud y asombro. Antes, dice, la rutina era una condena dentro de la condena. Hoy, gracias a talleres de carpintería, electricidad, cocina, panadería y programas de desarrollo emocional, Julio asegura que está aprendiendo herramientas no solo para el oficio, sino para la vida misma.
Uno de los nombres que repite con agradecimiento es el de Juan Antonio Sánchez Ruiz, subsecretario de Ejecución de Sanciones, a quien reconoce como una figura cercana y comprometida con la reinserción social real. "No vienen porque les toca, vienen porque quieren", dice al hablar del personal que imparte los cursos.
Julio destaca también el trabajo de defensoras y personal jurídico como la licenciada Mariela Estefanía Zurita Lugo y la licenciada Maldonado, a quienes describe como personas que "conviven, escuchan y sienten nuestras vivencias".
Al reflexionar sobre el futuro, su voz se entrecorta y lucha con sus sentimientos a flor de piel para reprimir el llanto: "Yo cuando salga voy a ver un mundo diferente... voy a ver vehículos que no conozco, tecnología que nunca he tocado".
Es consciente de que el mundo ha seguido sin él, pero se está preparando para alcanzarlo con dignidad. "Nos están capacitando para ser buenos ciudadanos, nos están dando armas para sobrevivir allá afuera".
No esconde su inclinación religiosa: quiere predicar el Evangelio cuando salga. "Voy a hablar de las grandezas que Dios ha hecho con este gobierno, que realmente se pone en nuestros zapatos".
Julio no es el único. La sobrepoblación de hace unos años ha disminuido. Personas que llevaban entre 15 y 30 años sin ver movimiento en sus expedientes hoy ya no están, gracias a una mayor eficiencia institucional.
Este testimonio fue recabado durante un recorrido al interior del CEDES de Ciudad Victoria, donde se constató el funcionamiento de talleres productivos, capacitación en habilidades emocionales y actividades que buscan dotar de sentido y dignidad la espera.
Julio N. no sabe cuándo saldrá. Lo que sí sabe es que, cuando eso ocurra, quiere mirar al mundo con la frente en alto, armado con algo más que ilusiones: con herramientas, fe y una historia de transformación silenciosa.
Mientras tanto, en los pasillos del centro penitenciario, Julio sigue caminando hacia adelante. Cada taller, cada palabra de aliento, cada proyecto que cruza esas rejas no solo cambia rutinas: cambia destinos. Porque a veces, la verdadera libertad empieza mucho antes de cruzar la puerta de salida.
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