A los padres
Nunca pidió aplausos.
Nunca supo decirlo con palabras largas.
Pero ahí estaba: cada mañana con el alma cansada y el corazón lleno.
Es ese hombre que aprendió a amar sin adornos, que demuestra su cariño con actos. El que lleva en el bolsillo la foto arrugada de sus hijos, aunque nadie se la vea. El que cambia sus sueños por los nuestros sin pedirlo de vuelta. El que fue joven una vez, pero se tuvo que con convertir en roca para que el mundo no nos cayera encima.
Hay padres que fueron sombra para darnos luz.
Los hay quienes no supieron cómo mostrar la ternura, porque el mundo les enseñó a ser duros… y aun así, aprendieron a ser suaves donde más importaba.
Hay padres que llegaron tarde del trabajo, pero llegaron, o que se fueron y regresaron.
Que no pudieron darnos lujos, pero nos dieron todo lo que eran y podían, y eso bastaba.
Y hay otros que, incluso cuando faltaron, se quedaron. En una foto, en una frase, en la manera en que nos reímos o enfrentamos la vida.
Porque un padre deja huellas donde no hay tierra: en la memoria, en la sangre, en lo que somos cuando creemos estar solos.
Pero yo…
yo tuve suerte.
Porque no solo tuve a un gran padre: tuve al mejor.
Y no solo fue mi papá, fue y es mi mejor amigo.
De las cosas que más disfruto en la vida es tener una conversación con él, siempre divertida y llena de cariño.
Aún recuerdo el día que se fue a trabajar fuera de la ciudad entre semana. Yo era un niño pequeño, y no quería soltarlo. Lloré en silencio. No entendía por qué alguien tan mío tenía que irse.
Y también recuerdo en aquella época lo que me hacía sentir caminar con él.
O cuando fingía dormirme en el carro solo para que me bajara cargado en sus brazos y con su corazón de casa.
Recuerdo los viernes o sábados en los que llegaba puntual de Ciudad Victoria a Tampico, como promesa cumplida. Y luego, cuando regresó de tiempo completo y la casa volvió a tener ese brillo que sólo él sabía dar.
Recuerdo cuando me soltó por primera vez el carro para manejar.
Cuando nadábamos, jugábamos béisbol, basquetbol o íbamos de pesca.
Sus películas de acción y sus videos y libros de superación personal, cuando yo apenas los comprendía y prefería ver caricaturas. Y él ahí, paciente, formando algo que entendí años después.
Recuerdo cuando batallamos económicamente como familia, cómo nunca se rindió. Cómo, con su diabetes y los achaques de quien va creciendo… siguió adelante sin quejarse.
Recuerdo su hermosa dependencia de mamá, que es la forma más sincera de amor que conozco, a veces con diferencias, sobre todo cuando lo regaña por que le subió el azúcar, pero siempre unidos.
Sus chistes, tan malos que terminan dando risa. Alguna vez me comentó que gracias a mi, no se divorció de mamá…porque ninguno de los dos se quería quedar conmigo.
Su gran corazón, su sinceridad y su bondad sin límites.
Como siempre que parto me da su bendición. Y luego, esa cachetada cariñosa que me deja riendo.
En la prepa, era el héroe que siempre acudía a mi rescate o al de mis amigos cuando nos metíamos en problemas.
En mis graduaciones, verlo conmovido era el mayor regalo, siempre fue parte de todo, porque siempre me motivaba a dar ese segundo esfuerzo que tanto me repitió. Porque sabía que cada paso mío, él lo había empujado antes con su fe en mí.
Porque si alguien ha creído más en mí que yo mismo, ha sido él y mi mamá, con excepción del canto o el baile. Con sus abrazos, con sus silencios, con su forma de mirar.
Hoy escribo esto porque hay padres que merecen reconocimientos.
Y el mío merece todos.
Hoy escribo esto porque hay palabras que no se deben quedar guardadas.
Porque no quiero esperar otro día para decirle: gracias.
Gracias, papá, por todo lo que diste sin decirlo.
Por todo lo que fuiste sin pedirlo.
Por ser el árbol bajo cuya sombra crecí.
Por enseñarme que se puede ser fuerte y tierno.
Por ser guía, risa, fuerza y hogar.
Feliz día, papá.
¿Voy bien o me regreso?
Playlist para la ocasión: Piero, Mi viejo; Cat Stevens, Father and Son; Ismael Serrano, Papá, cuéntame otra vez; Luther Vandross, Dance With My Father; Enrique Urquijo, Aunque tú no lo sepas; Eric Clapton, My Father’s Eyes; Mike + The Mechanics, The Living Years; y Timbiriche, Papá.
Felicitaciones también a mi suegro de mi parte, de Greis y de Alo.
Placeres culposos: Ir al cine a ver como entrenar a tu dragón con Greis y Alo y pasar el día del padre juntos.
David Vallejo
Politólogo y consultor político especialista en temas de gobernanza, comunicación política, campañas electorales, administración pública y manejo de crisis. Cuenta con posgrados en Estados Unidos, México y España.
Además esposo amoroso, padre orgulloso, bibliófilo, melómano, chocoadicto y quesodependiente.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ