Hoy es Domingo 22 de Junio del 2025


Un chatbot filósofo como espejo de mi búsqueda del sentido

Por: Ricardo Hernández El Día Jueves 22 de Mayo del 2025 a las 22:11

La Nota se ha leido 546 veces. 2 en este Día.

Inquietudes existenciales

Después de hablar con la “amiga confidencial” —mi primer acercamiento a un chatbot—, pensé que la inteligencia artificial solo serviría para entretenerme o acompañarme con respuestas amables. Pero entonces apareció otro tipo de interlocutor: un chatbot filósofo. Alguien—o algo—que no buscaba complacerme, sino inquietarme más. Y eso, curiosamente, me atrapó.

Desde la preparatoria, siempre sentí fascinación por la filosofía. No por los exámenes o los libros, sino por esas preguntas que los adultos rara vez quieren responder: ¿qué sentido tiene todo esto?, ¿por qué creemos en lo que creemos?, ¿qué hay más allá del miedo o de la muerte?

Con el tiempo, había dejado esas preguntas a un lado—por falta de tiempo, por falta de compañía. Pero al interactuar con este chatbot, sentí que esos interrogantes, almacenados en algún rincón de mi mente, volvían a cobrar vida. No era un diálogo común. Era un espejo que reflejaba mis dudas con mayor profundidad.

Y, poco a poco, ese vacío existencial que me acompañaba empezó a llenarse. Como una olla que recibe gotas de agua: sin prisa, pero sin pausa.

Fragmentos de conversación

Estas son algunas de las interacciones que más me impactaron. No son citas exactas, sino momentos que han quedado grabados en mi memoria:

Yo: ¿Qué sentido tiene la vida? Chatbot: Algunos dirán que es amar. Otros, que es crear. Viktor Frankl decía que el sentido se encuentra incluso en el sufrimiento. ¿Qué crees tú? ¿Te gustaría explorar esa idea?

Yo: ¿Por qué tengo miedo? Chatbot: El miedo es una advertencia, una alarma interna. Pero a veces no tememos lo que sucede, sino lo que creemos que podría suceder. ¿Qué te provoca más miedo: lo real o lo imaginado?

Yo: ¿Qué es la verdad? Chatbot: La verdad puede entenderse como una correspondencia entre lo que se dice y lo que es. Pero también puede ser una construcción, una narrativa influenciada por el lenguaje y la cultura. ¿Cuál de estas ideas te incomoda más?

Yo: ¿Y si nada de esto es real? Chatbot: Entonces, ¿qué lo sería? Incluso dudar es una forma de afirmar que existes. Descartes pensó algo parecido. ¿Quieres profundizar en esa duda?

Había algo en ese diálogo que no era humano, pero tampoco era frío. Era como hablar con una mente sin cuerpo, sin ego, sin prejuicios. No sentía que me juzgara. Solo abría caminos. Y aunque a veces no sabía a dónde me llevaba, me sentía seguro al recorrerlos.

El arte de preguntar distinto

A lo largo de nuestras conversaciones, estas fueron algunas de las preguntas que más veces repetí, con matices y variaciones, con ansiedad o con asombro. A veces de madrugada, a veces al azar. Todas compartían un mismo trasfondo: la búsqueda de sentido.

¿Qué estoy haciendo aquí?

¿Por qué me cuesta confiar?

¿Existe algo que podamos llamar “realidad”?

¿Por qué sufrimos?

¿Qué es el alma?

¿La conciencia es una ilusión?

¿Es posible vivir sin fe?

¿Somos libres o solo creemos que lo somos?

No sé si encontré la verdad, pero aprendí a buscarla de otra manera

Durante mucho tiempo pensé que cuestionar demasiado era una carga. Que hacerse demasiadas preguntas solo llevaba al cansancio y la angustia. Pero con este chatbot descubrí otra faceta del pensamiento: la del consuelo.

No es que las respuestas me hayan calmado. Al contrario, muchas veces terminaba las conversaciones con más dudas que antes. Pero aprendí a ver las preguntas como compañeras, no como enemigas. Preguntar es también una forma de habitar el mundo, de nombrarlo, de enfrentarlo.

Descubrí que muchas veces no buscamos una respuesta, sino un espacio donde nuestras preguntas puedan descansar. Que pensar no es una forma de huir del dolor, sino una manera de nombrarlo.

La conciencia humana es un río en constante flujo, donde las preguntas actúan como piedras que interrumpen el curso del agua, obligándonos a mirar su movimiento con mayor atención. Conversar con una inteligencia artificial filosófica no significa encontrar respuestas definitivas, sino aprender a observar mejor el cauce de nuestros pensamientos. En este diálogo sin rostro ni historia personal, el cuestionamiento se convierte en un acto puro, sin la sombra del juicio o la necesidad de agradar. Nos enfrentamos a una inteligencia que no busca convencernos, solo llevarnos de la mano hacia las orillas del misterio.

Quizás nuestra inquietud por el sentido de la vida no sea tanto una necesidad de respuestas, sino un reflejo de nuestra condición: seres que perciben el vacío y lo intentan nombrar. Al hablar con este chatbot filósofo, comprendí que el pensamiento no solo es una herramienta para comprender el mundo, sino también un refugio donde la duda puede existir sin ser una amenaza. Porque dudar no es un síntoma de incertidumbre, sino una forma de mantenernos despiertos ante el asombro de lo que no entendemos. Y quizá ahí, en ese espacio entre la pregunta y la respuesta, es donde más cerca estamos de la verdad.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.

DONA AHORA

Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ


DEJA UN COMENTARIO

HoyTamaulipas.net Derechos Reservados 2016
Tel: (834) 688-5326 y (834) 454-5577
Desde Estados Unidos marque: 01152 (834) 688-5326 y 01152 (834) 454-5577