Este día, la Junta Permanente de la Asamblea Universitaria dará a conocer qué aspirantes a Rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), para el período 2024-2028, participarán en la elección del próximo día 7.

El pasado 25 de enero, cinco tramitaron sus registros:

+ Dámaso Leonardo Anaya Alvarado (rector interino);

+ Juana Maribel Soberón Tijerina (directora de la preparatoria tres);

+ Luisa Álvarez Cervantes (investigadora de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades);

+ Olegario Méndez Cabrera (catedrático de la Unidad Académica Multidisciplinaria Reynosa Rodhe); y

+ Olga Ellinor Castrellón Rodríguez (maestra de la Unidad Académica Multidisciplinaria Valle Hermoso).

Un día después, fueron entrevistados por el cuerpo colegiado.

Y hoy precisamente se determinará la procedencia de las candidaturas que se disputarán el cargo.

Hasta donde sé en la elección sólo participarán tres, de los cuales uno luce ampliamente favorito --el médico veterinario zootecnista, obvio--, por lo que dos harían las veces de comparsa, a menos que declinaran antes de la fecha establecida para evitar ese mote.

Del quinteto la más rebelde es Luisa. Ya lo demostró en la elección del rector en 2021, cuando impugnó el proceso que le dio el triunfo a Guillermo Mendoza Cavazos, aunque al final del día tuvo que tragarse el coraje por el avallasamiento del arbitrario régimen gubernamental ejercido por Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien descaradamente se entrometió en la institución utilizando a esbirros, cómplices y familiares.

Pero esa… es otra historia.

Actualmente lo que más le preocupa y le ocupa a la comunidad uateña es el avance académico, combinado con el humanismo, por lo que coincide con el proyecto de Dámaso de privilegiar la unidad, en aras del desarrollo y el rescate de la máxima casa de estudios tamaulipeca.

Por eso, desde ahora advierto que Anaya Alvarado cabalga en caballo de hacienda hacia su elección como rector.

Plaza México

Los mentados animalistas son individuos que supuestamente aborrecen el cautiverio de la fauna, pero nada hacen por preservar espacios donde cada especie habite y se reproduzca libremente. Y menos cuando son un peligro para los humanos, en algunos casos.

Hace años el movimiento animalista arremetió contra los circos porque supuestamente ahí se domesticaba a base de castigos, dando pie a que un juez ordenara la prohibición de leones, tigres, elefantes, jirafas y demás, en sus espectáculos.

Y desaparecieron, prácticamente, los circos, que eran una diversión de carácter familiar.

En 1867, el entonces presidente Benito Pablo Juárez García decretó la primera prohibición de las corridas de toros en México, pues consideró que había maltrato, tortura y crueldad contra los astados bravos, siendo que no se les puede domesticar porque son agresivos contra el ser humano; y que su crianza está encaminada, precisamente, a la lidia, pues tampoco se les puede utilizar como fuente de lácteos o cárnicos debido a su bajo peso y al alto costo de manutención, comparados con reses, igual de registro, como las razas domésticas Beefmaster, Charoláis, Simmental, Aberdeen Angus, Brangus, Santa Gertrudis, Hereford y otras.

 En la Ciudad de México en 2022 un juez federal decretó la prohibición de las corridas de toros, por tiempo indefinido, pero en diciembre del 2023, otro juez autorizó que se reanudaran y hace apenas unos días, el domingo 28 de enero que nos antecede, se reestableció esa actividad en la plaza de toros más grande y cómoda del mundo.

Y hasta eso, con un ambiente familiar dentro del coso mientras que en el exterior alrededor de 300 animalistas protestaban por la fiesta que dentro del recinto disfrutábamos más de 42 mil aficionados, citándonos para estar presentes ahí mismo los días 4 y 5 de febrero con motivo del aniversario de la plaza.

Hace dos días, nuevamente, una jueza concedió a los animalistas una suspensión provisional para prohibir las corridas de toros, por lo que estimo tiene más que ver con aspectos políticos que con la democracia, pues hay más afición a la tauromaquia que rechazo a ésta.

Los empresarios de la Plaza México, anteayer, promovieron el recurso de revisión que, por cierto, hoy habrá de resolverse.

Por cierto, recuerde usted que Andrés Manuel López Obrador suele abrevar en la política juarista, como doctrina, sin importarle atropellar los derechos del pueblo, aunque a trasmano, sólo que en esta ocasión enfrenta a una sociedad amante de la tauromaquia que sí piensa y vota.

Y, precisamente, por esto creo que la prohibición de las corridas en la Ciudad de México mucho tiene qué ver con su ordenamiento.

Él ni la magistrada del quinto distrito en materia administrativa, Sandra de Jesús Zúñiga –autora de la prohibición--, entienden que el toro bravo es un animal criado especialmente para la tauromaquia. Ni que en su crianza se generan empleos, fuerte inversión y acercamiento entre los países que la admiten, según considero, abrevando en la enseñanza de mi amigo don ‘Chebo’ (Eusebio Castro Medina), quien durante décadas se ocupó de criar toros bravos en la ganadería del legendario matador Manolo Martínez.

Lamentablemente, hoy ‘Chebo’ en paz descansa.

¡Ah!, pero si estuviera vivo, seguiríamos charlando largamente sobre su pasión, y la mía: la tauromaquia.

Correo: jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.