Madres de desaparecidos en Tamaulipas no creen en las autoridades, no hay justicia
Ciudad Victoria, Tamaulipas. - El 2011 no se olvida para madres de desaparecidos en Tamaulipas, las une el dolor y la esperanza, sobreviviendo con la fe a cuestas, y de entre ese martirio sacan fuerzas para levantarse cada mañana y seguir.
A ratos se quebrantan, lloran constantemente, pero nada las detiene porque están seguras que un día la vida les permitirá abrazar nuevamente a sus hijos.
El 2011 fue el año que las marcó, cuando la violencia en Tamaulipas trastacó a miles de familias. Los secuestros y desapariciones forzadas, eran delitos que se cometían a diario, y no hubo autoridad que detuviera la masacre.
Ríos de sangre corrían por las calles, la gente temerosa, en ocasiones no podía ni salir de su casa, municipios y comunidades enteras migraron, carreteras desoladas y los ruegos de aquellos que fueron víctimas de la inseguridad, era la constante, en esa época. Violencia que una década después, no cesa.
Gabriela Rodríguez, María Natividad Banda Hernández y Cirila Maldonado Vázquez, son solo tres de las cientos de madres que integran el Colectivo "Familiares y Amigos de Desaparecidos". Hoy suplican por ser escuchados, y se enfrentan a una autoridad indolente, que las mantiene en el olvido.
Fue el primero de septiembre del 2011, cuando "levantaron" a plena luz del día, a Frida, la hija de Gabriela Rodríguez. Tenía apenas 15 años, y salió al parque con su primo. Se llevaron a ambos, y un grupo de amigos de la plaza de una colonia de la capital del Estado. "¿Dónde está?, si tiene hambre, que le den un plato de comida, por favor", suplicó la madre, mientras se limpiaba las lágrimas.
A Frida la recuerdan como una niña alegre, estudiosa, que amaba la música y bailar. Como a toda adolescente le encantaban las pizzas y los dulces.
Gabriela no sé cansa de ir a la Fiscalía General del Estado, a ver los avances del caso, pero ahí nada le resuelven. En Tamaulipas, no hay justicia, lamentó.
"Para mí las leyes del gobierno no existen, no nos han dado apoyo de nada. Es muy triste que además, te digan ellos mismos, ya no busquen o les puede pasar lo mismo".
A Isidro Zurita se lo llevaron descalzo y sin camisa, con otros miembros de la familia, recordó su madre, María Natividad Banda Hernández, quien lo buscó durante años, día y noche, sin descanso, hasta que un día el miedo la hizo claudicar.
Isidro tenía 32 años cuando un grupo armado entró a su casa y lo secuestraron, dejó tres hijos. Estaba comiendo, asado, frijoles del jarro y tostadas, dijo en entrevista para El Diario de Ciudad Victoria, su madre.
Natividad vende gorditas y todos los días le pide a Dios, volver a ver a su hijo, "la fe y la esperanza, nunca mueren". En aquel entonces pagaron un rescate, de 70 mil pesos que juntaron entre sus familiares, pero de su hijo, no sé supo nada más.
"Mucha gente me dice, ya no lo busques, pero eso jamás pasará, a mí no me han entregado un cuerpo, no tengo donde llorarle, así es que yo no dejó de pensar que está vivo".
El 26 de agosto de 2011, unos desconocidos levantaron a José Aureliano Pérez, estaba en su taller cuando llegaron y se lo llevaron, recordó su madre, Cirila Maldonado Vázquez, quien exigió a las autoridades que encuentren con vida a su hijo.
Eran las 5:00 de la tarde cuando ocurrió el lamentable suceso, que la marcó de por vida. No contiene las lágrimas al momento de la entrevista.
La señoñra Cirila, como el resto de las madres de personas desaparecidas en Tamaulipas, pide todos los días a la vida que le permita darle un abrazo más a su hijo, quien dejó dos hijos que ya son adolescentes.
oal
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