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Las cuentas de las corcholatas

Por: Alberto Rivera El Día Miercoles 28 de Septiembre del 2022 a las 19:16

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La política, conceptualmente hablando se considera que tiene carácter polisémico. Es decir, posee un amplio espectro de conceptos. De tantos, me inclino a usar el siguiente: La política es un sistema permanente de relaciones humanas que tiene como propósito la conquista del poder y que además, es poseedora de la particular característica de la ubicuidad, léase, está en todas partes.

Si la política es un constante ejercicio de interacción entre humanos, es lógico suponer que el político debe tener conocimiento y poseer la habilidad para comprender la naturaleza humana. Es sabido que la neurobiología (el estudio de cómo funciona el cerebro) en maridaje con las nuevas tecnologías (han dado lugar a lo que hoy se conoce como la neurociencia.

Los neurocientificos se dedican a estudiar como los seres humanos producimos las neuroasociaciones en nuestro cerebro. Los políticos en el ejercicio de la política cuando están en campañas electorales, establecen una permanente comunicación política con los electores a través de los medios masivos de comunicación social (radio, prensa, televisión, redes sociales) y por el conducto del contacto directo.

Un político candidato en campaña electoral, genera y emite mensajes con el propósito de persuadir y seducir a los ciudadanos electores para que sufraguen por él. Mantengo y sostengo que los mensajes electorales deben ser hechos no solamente para hacerle saber cosas a la gente sino fundamentalmente para hacerle sentir cosas a las personas.

Los mensajes deben apuntar más que a la racionalidad del individuo, ellos deben impactar en el cerebro de sus emociones.  Los seres humanos cambiamos más por lo que sentimos que por lo que sabemos, y como dice Carl Jung:

“No puede haber transformación de la oscuridad en luz y de apatía en movimiento si no hay emoción”.

Todos sabemos lo que es una cuenta de ahorros. Tenemos claro el porqué y el para que la aperturamos en una entidad bancaria. La cuenta bancaria política emocional es una metáfora de la confianza asociada a la relación entre los políticos candidatos y los ciudadanos electores.  Pudiéramos decir que es el sentimiento de seguridad que tienen los ciudadanos electores respecto a los políticos candidatos.

Los mexicanos, en el año 2024 estaremos convocados a la jornada del 2 de junio para elegir al que será el presidente de la Republica número 66 y el sucesor de Andrés Manuel López Obrador.  Ese día también se elegirán 128 senadores y 500 diputados federales, en tanto que se renovarán nueve gubernaturas, así como 30 congresos locales y de acuerdo a cada entidad federativa la renovación de sus presidencias municipales.

En la elección participarán, ya sea de forma individual o coaligada, los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD), Morena, Movimiento Ciudadano (MC), Verde Ecologista de México (PVEM) y de Trabajo (PT).

Al día de hoy, distintas “corcholatas” ya abrieron su cuenta bancaria política emocional y otras más están por abrirlas, pocos tienen saldos elevados en sus respectivas cuentas y otros están números rojos.

En el curso de los meses y de “su campaña” esos saldos pueden disminuir según sea que la gente les debite la confianza política por promesas y ofrecimientos incumplidos o por el contrario se incrementen dichos saldos por los depósitos de confianza que el pueblo haga a su favor.

La relación entre depósitos y retiros que cada “aspirante” o “corcholata” tenga es un indicador críticamente relacionado con el ganar o perder la elección.

Todo proceso electoral es complejo por la cantidad de variables que intervienen y que están implicadas entre sí. Sin embargo, hay algunas de esas variables que se ponderan más que otras. Me cuento entre quienes piensan que la imagen del candidato y, la elaboración y transmisión del mensaje son claves fundamentales en las elecciones.

En efecto, la imagen del candidato en materia del arquetipo de su personalidad pesa mucho en el comportamiento electoral de los mexicanos, cualidades como: sensibilidad social, sinceridad, responsabilidad y humildad son muy estimadas por los electores, por aquello de “the affect effect” (el efecto del afecto) en el comportamiento electoral de las personas.  La otra variable importante es la elaboración y el lenguaje que se use en la transmisión del mensaje.

Ciertamente, el mensaje de los candidatos y el lenguaje que utilicen es en la practica la confrontación entre ellos, de allí su importancia. Sin que haya comenzado oficialmente la campaña se aprecia que la mayoría de los que aspiran a la “Silla del Águila” han iniciado la guerra comunicacional.

Observaremos quien será el que intente la generación de una neuroasociación política positiva de los electores hacia él. Donde se perciba que su mensaje y uso del lenguaje apunte a ciertos segmentos de todo el espectro electoral mexicano. O quien, en su mensaje y lenguaje de inicio, haga esfuerzos por generar una neuroasociacion política negativa del votante de las clases populares (d y e) hacia su contendor.

Si el mensaje y lenguaje que use cualquiera de los aspirantes produce y hace sentir en la gente una neuroasociación política positiva como que, con él de presidente, habrá seguridad personal, existirá más empleo, la inflación no convertirá en sal y agua a los sueldos y salarios, se acabará la impunidad y unirá a los mexicanos convocando sin distingo a las mejores voluntades y capacidades del país… ese candidato, hoy en día ganaría.

Puede verse con relativa facilidad que, en las primeras de cambio, las estrategias de los distintos aspirantes están claramente diferenciadas.

Recordemos que imagen es percepción y una imagen sostenida en el tiempo se convierte en el valor más importante que cualquier personaje político puede tener: LA REPUTACIÓN. Veremos quien llega al 2024 con el mejor saldo de reputación en su cuenta bancaria política emocional.

@Alberto_Rivera2 

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.

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