Ciudad del Vaticano, (Agencia Informativa de México).-  Le bastaron 33 días de pontificado al Papa Juan Pablo I para alcanzar la beatificación esta mañana del domingo 4 de septiembre, en ceremonia religiosa precedida por el Papa Francisco, quien decretó, además que su festividad será el 26 de agosto y señaló que el ahora beato vivió con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo y siguiendo el ejemplo de Jesús.

“Con su sonrisa, el Papa Luciani logró transmitir la bondad del Señor. Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, el rostro sereno, el rostro sonriente, una Iglesia que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada, no es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado cayendo en el ‘involucionismo’”, destacó.

Albino Luciani, fue el último Papa italiano, quien, bajo el lema de Humilitas -humildad- escogió el nombre de Juan Pablo I, inspirado en la memoria de los dos papas anteriores, Juan XXIII y Pablo VI. Su pontificado inició el 26 de agosto de 1978, pero apenas habían pasado 33 días, el 28 de septiembre, cuando fue encontrado sin vida en su cama.

La muerte del Papa quedó en medio de un gran enigma, donde la sospecha de un asesinato premeditado y muchas teorías de conspiración, envolvieron este acontecimiento que conmovió no sólo al sector religioso, sino al mundo entero.

“Roguemos a este padre y hermano nuestro, pidámosle que nos obtenga ‘la sonrisa del alma’, que es transparente, que no engaña: la sonrisa del alma. Supliquemos, con sus palabras, aquello que él mismo solía pedir: ‘Señor, tómame como soy, con mis defectos, con mis faltas, pero hazme como tú me deseas’. Amén”, dijo el Papa Francisco en la ceremonia realizada este domingo.

Bajo la intensa lluvia que cubría la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco, presidió la misa de beatificación del Papa Juan Pablo I, y afirmó que el nuevo beato fue un pastor apacible y humilde quien dijo que, seguir a Jesús es el camino, ya que mostró el amor hasta el extremo, con todas sus espinas; no las cosas hechas a medias, las componendas o la vida tranquila.

Y es que el obispo de Belluno, Monseñor Renato Marangoni, junto al postulador de la causa, el Cardenal Beniamino Stella, solicitaron al Santo Padre beatificar al Siervo de Dios Juan Pablo I. El Cardenal Stella leyó la biografía de Albino Luciani. Al terminar el Papa Francisco declaró Beato a Juan Pablo I.

El bisbiseo de la lluvia se alcanzaba a escuchar al caer en los paraguas y se unían al canto del Aleluya, mientras se develaba, en la fachada de la Basílica de San Pedro, el gran cuadro del Papa Juan Pablo I, el cual retrata con gran exactitud su inconfundible sonrisa. Este, que cuelga en la plaza religiosa, titulado “El Papa sonriente” es de la autoría del artista chino Yan Zhang.

Durante la ceremonia, familiares del Papa beatificado, dos religiosas que trabajaron con él y un sacerdote argentino, presentaron al Papa Francisco una reliquia, un escrito de Albino Luciani sobre las virtudes teologales enmarcados en una piedra de su tierra natal, Canale d’Agordo, Italia, que fue colocado en el altar ceremonial.

Es un escrito de Albino Luciani que realizó en 1956 con “un esquema de reflexión espiritual sobre las tres virtudes teologales -la fe, la esperanza y la caridad- que recuerda el Magisterio de las Audiencias Generales del 13, 20 y 27 de septiembre de 1978”, explicó Monseñor Renato Marangoni.

El motivo por el que el Papa Juan Pablo I fue ascendido a los alteres católicos, es que el Vaticano reconoce como un milagro la curación inexplicable de una niña argentina, quien en 2011 se encontraba en estado vegetativo en la Fundación Favaloro. Tras ser desahuciada por los médicos, su madre empezó a rezar a Juan Pablo I y, de la noche a la mañana, la situación de Candela Giarda se revirtió totalmente.