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El voto libre

Por: Melitón Guevara El Día Lunes 30 de Mayo del 2022 a las 22:47

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Cada día es más intensa, mas apasionada, la lucha político-electoral. Las redes sociales están llenas, repletas, de mensajes que buscar llegar al elector; le informan de encuestas, unas que favorecen al candidato de MORENA, Américo Villarreal Anaya; otras, al candidato de la coalición del PAN y el PRI. Y en ese cumulo de mensajes sobresale uno: el que pretende garantizar el voto libre; evitar que sea coaccionado, comprado-vendido. Agarra lo que te den, el voto es libre.

Esa es la cuestión en una elección: para que el voto sea libre, hay que cumplirse algunos requisitos, entre ellos, que el ciudadano este completamente informado; que disponga de información y de datos que sean confiables, pertinentes y suficientes. Y quiérase o no, al menos es mi opinión, es lo que menos se garantiza con la proliferación de noticias falsas; va en todos los sentidos y direcciones, imposible distinguir entre la verdadera y la falsa.

DOMINIO CORPORATIVO.

Es preciso consignar que en México se ha dado una evolución del voto. En el siglo pasado, hagan de cuenta, durante 80 años, el voto fue cautivo: era de un solo partido, con todo y que el sistema de partido ha sido pluripartista. Dominada o predominaba uno solo: el que hoy conocemos como Partido Revolucionario Institucional; nació como Partido Nacional Revolucionario; luego fue el de la Revolución Mexicana y termino como Partido Revolucionario Institucional.

Su poder, inicialmente, fue el de los caudillos; luego devino en el corporativismo. Pablo González Casanova en su libro “La democracia en México”, desnuda el origen caudillista y luego el corporativismo partidista basado en tres pilares: CNC, control campesino; CTM, de los obreros; y la CNOP, de los profesionales y los grupos populares. Se daba, entonces, un control territorial y corporativismo… cada sector presumía que aportaba determinada cantidad de votos en una elección. Era el voto duro del PRI.

ESCURRIMIENTO Y OPOSICION.

La elección de 1976 es sintomática del proceso electoral mexicano: el candidato del PRI, José López Portillo, fue hagan de cuenta, candidato único: los partidos paleros lo hicieron su candidato y el PAN no fue capaz de presentar un candidato. Se despacharon con la cuchara grande; máxime que las elecciones las organizaba el Estado, vía Secretaria de Gobernación. Por eso, una y otra vez, se recuerda cuando a Manuel Bartlett, como titular de gobernación, se le cayó el sistema.

Cuauhtémoc Cárdenas abandona al PRI, alegando procedimientos antidemocráticos para elegir al candidato presidencial; el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) lo hace su candidato; y luego se integra un Frente Democrático Nacional. Creció el fervor opositor, se llenaban las plazas y sus eventos masivos eras espectaculares. Medio mundo pensó, quedo convencida, de que hubo fraude; sin embargo, las protestas no pasaron a mayores y la institucionalidad se impuso. A partir de esta elección, quiérase o no, es como se conforma una oposición y ante lo fragmentado de la izquierda, será el PAN, quien a la larga se beneficie: tuvieron el primer gobernador de oposición y el primer Presidente.

HARTAZGO Y MANIPULACION.

El voto ha sido calificado de muchas maneras: desde libre a secreto, pero también de castigo, de hartazgo, entre otros. Y en medio de una cultura de fraude electoral, carrusel, urnas embarazadas, taqueo, hasta la compra del voto, hoy en día creo, estoy convencido, de que predominan dos tipos de votos: el que nace del “hartazgo” (voto de castigo) como el que sucedió hace 6 años e hizo perder a Baltazar Hinojosa Ochoa, el candidato del PRI; el otro, es el voto de la manipulación.

Nace porque el ciudadano al emitir su voto no lo hace por su libre voluntad: aparecen al tiempo diversas conductas: 1) La de presión corporativa, en este caso gubernamental; 2) La que nace de los programas sociales clientelares, el ciudadano se considera comprometido con el gobierno que le proporciona un servicio o una despensa, compra del voto disfrazada; 3) La compra del voto de manera directa, ofreciendo dinero u otro tipo de artículos y, de esta manera, ser partícipe de acciones fraudulentas.

IDEOLOGICO Y RAZONADO.

Como los partidos políticos no ofrecen una visión de la problemática, así como de su solución, bajo una óptica político-electoral ideológica, uno desearía que esta directriz guiara nuestro voto. En otro sentido, ya desde el siglo pasado, se hablaba del voto razonado: votar por el candidato menos peor, con todo y que se tenga que recurrir a la expresión “es lo que hay”. El fin, con todo, amable lector, recuerde: el voto es secreto y se cuentan.

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.

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