Saber que lleva ventaja en la campaña por la gubernatura de Tamaulipas hace que Truco sea más confiado y responda con mayor precisión a las preguntas de Ana María Lomeli, contratada para dirigir el debate.

Truco Verástegui tiene respuesta para todos, para la conductora del debate organizado por el INE así como para sus rivales, Arturo Díez Gutiérrez y Américo Villarreal Anaya, a quienes les preguntó cosas y no respondieron, o bien, no supieron responder.

Aunque Américo Villarreal Anaya dió indicios de conocimiento en áreas como Salud, Seguridad y otros rubros.

No se amilano, es decir no se achicó cuando Truco se dirigió a él en términos un tanto humillantes; en vez de eso dirigió su mirada a las cámaras para centrarse, no en diatriba contestataria sino en su público, es decir en los que a fin de cuentas más importaban, en sus votantes potenciales.

El Truco Verástegui fue el hombre de la noche, pero también Américo porque no prestó atención a la estrategia del xicotenquense de atacarlo, sobre todo cuando abordó el espinoso asunto de Carmona y los encuentros entre ambos antes de fallecer aquél, en el avión, en camionetas blindadas, en la financiación millonaria de dinero para sacar triunfante proyectos políticos como la elección de Sinaloa, dónde Américo fue padrino y operador político de Morena.

Antes bien, le contestó que es costumbre del gobierno actual estatal crear carpetas de investigación para amedrentar a los que le son incómodos al sistema.

Demostró capacidad de reacción para demoler argumentos.

No fue el típico entra, recibe y sal.

Aunque en cierto sentido fue un arrastre el que El Truco le dio a los dos, a Américo y a Arturo Diez, un baile como se dice en el argot callejero, sobre todo cuando en el plano personal se dirigió a ellos con sobrenombres, que en lenguaje llano se llaman apodos.

Evidentemente era con afán de crispar sus nervios; al menos uno sintió la humillación.

A Arturo lo llamó ‘mantenido’ y ‘tarugo’ en tanto que a Américo lo llamó ‘tibio’, epitetos que despertaron críticas en sus haters de redes sociales quienes lo acusaron de usar un lenguaje vulgar y llano, no ad hoc para el nivel del evento.

Aunque se sabe que una guerra es una guerra y no tiene porqué haber consideración con el enemigo.

Esa actitud que criticaron sus haters a Él Truco no le importó porque al parecer sabe en qué sitio está parado.

Él sabe que es una guerra política y que no actúa en función de la elegancia de los puñetazos que asesta, ni en la fineza empleada a la hora de combatir, sino más bien en las emociones que despierta en sus miles de seguidores, que en redes sociales le festejaron su desparpajo para poner en su lugar al candidato morenista y al de MC.

El Truco usa dos lenguajes, el técnico y el del vulgo, y los que lo conocen deben saber que esa es su real esencia.

Así sea criticable, pero todos estarán de acuerdo que él es él pues como dice la canción, «yo soy quien soy y no me parezco a nadie».

Él lenguaje técnico le va muy bien porque es el que uso cinco años desde la secretaría general de gobierno, antes de resultar ungido candidato por la coalición PAN-PRI-PRD.

Así que su comportamiento fue más bien lógico, normal, nada sorprendente.

A Arturo Diez lo llamó ‘tarugo’, definición que describe a un tonto con taras, de ahí que tarugo provenga de una misma raíz etimológica, tara.

Le dijo sin ambages que siempre ha vivido a la sombra de su suegro, don Abelardo Osuna Cobos, a quien elegantemente evitó citar por nombre.

A Américo Villarreal Anaya le recordó a los niños con cáncer que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha olvidado, y le recordó también los niños sin vacuna que han tenido que recurrir al gobierno de Texas y de Estados Unidos para su aplicación, en razón del olvido en que AMLO tiene a Tamaulipas, según su narrativa.

Al candidato de MC, Arturo Diez Gutiérrez le trajo a la memoria varias veces a su suegro, el mantense Abelardo Osuna Cobos, dueño de Transpais, bajo cuya sombra a decir suyo ha vivido toda su vida.

El Truco Verástegui usa bien la espada de la argumentación, al menos esa impresión da y así la transmitió, pareciendo causar en sus enemigos el efecto deseado.

Su narrativa volvió a repetirla varias veces, sabe trabajar, desde joven lo ha hecho, su amor por Tamaulipas. Las repitió varias veces dejando inyectado su efecto en los oyentes.

De tal manera que a quien más le interesó en ese momento convencer, es decir, a a sus seguidores y a los indecisos pareció generarles un efecto positivo.

Arturo Diez Gutiérrez por su parte pareció abusar del término ‘Mataulipas’ sin conocerse siquiera la razón porque eso y nada es lo mismo, una simple palabra compuesta que a no ser porque tergiversa el nombre real del estado de Tamaulipas, no golpea con contundencia la razón de los votantes.

Por cierto como un factor curioso, y dando a entender que conoce a la perfección las reglas del combate callejero, El Truco puso apodos (mejor dicho, se los recordó) a sus dos adversarios, a uno le dijo El Tarugo y al otro El Tibio, ofensa que ninguno de los dos contrarrespondio, con lo cual se confirmaría quizá el axioma que dice, el que pega primero pega dos veces.

Pero al mismo tiempo es extraño que los tres tengan apodos que inicien con la letra T, Tarugo, Tibio y Truco.

Faltaría la cuarta T, ¿Cuál será? ¿Tonto tal vez, o quizá en diminutivo, tontito?

Lo malo es que ya no hay un cuarto candidato, son solo tres.

Bien.hasta pronto. Nos vemos en breve.

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Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)