César Verástegui Ostos es un fenómeno político que está para romper las reglas, no para confirmarlas.

Bueno, hasta la regla de que los hombres pesados o gorditos no bailan por supuestamente tener dos pies izquierdos, la rompió.

Confirma que él es de derecha pero mueve bien manos y pies izquierdos, derechos y de centro a la perfección.

Bueno, hasta las tres ideologías políticas las moviliza correctamente adecuándose a los tiempos en qué la praxis debe ser movible según convenga a las dos partes.

Ese axioma falso lo arrojó por el caño de la mentira.

El Truco baila y baila bien.

La verdad cuadra muy bien bailando, encaja a la perfección cuando se encuentra arriba de en un templete y escucha una canción melódica y rítmica; comienza a sonrojarse insinuando que está de buen talante y de mejor humor.

Así, en comunicación no hablada, transmite que le gusta el relajo y la alegría sencilla, sin adornos ni superficialidad.

Es entonces cuando el pueblo se prende.

Porque manejar el arte de saber mover los hilos de la emotividad entre la gente, es eso, un virtuosismo, y El Truco lo sabe ejercer correctamente.

Y como en los mítines siempre habrá gente alegre entusiasmada por irlo a ver y a ejercer su derecho de interactuar con él, nunca faltará quien lo saque.

Cómo pasó en Aldama, Tamaulipas, dónde una mujer del público que en ese momento estaba en el templete tomando vídeo lo invitó, factor que la concurrencia panista aplaudió.

El Truco rompió el axioma de que el político a la fuerza debe ser cuadrado y anquilosado.

Él le puso el sabor al caldo en los mítines de precampaña (la campaña oficial por supuesto aún no comienza) haciendo que la gente viera en él un político serio, pero a la vez alegre y con una vena de empatía capaz de inspirar una sonrisa, una carcajada o aplausos en sus intervenciones.

Ahora mismo no hay mítines ni eventos masivos, pero hasta hace 15 días hubo tiempo suficiente para que se celebraran en diferentes lares de la entidad, de norte a sur y de oriente a poniente, en perfecta concordancia con los tiempos permitidos por el INE, el órgano regulador de los mismos.

El Truco Verástegui está de plácemes porque las encuestadoras nacionales le dan cada día más avance en puntos porcentuales en las preferencias o intenciones de voto.

César Verástegui es un fenómeno político, más allá de que sus constructores de imagen sean eficaces o no.

A la verdad en el renglón de mercadotecnia política (marketing le dicen los anglicistas) ayudan uno y otro, como un engranaje.

De nada sirve que el político llegue a la guerra con fama de gran cañonero como el Cabo Cabinho, Tuca Ferreti o Hugo Sánchez y saque un tiriritito, apenas un chisguete de lo último de sus fuerzas.

Más bien creemos que ese problema no lo tiene El Truco, sino su opositor Américo Villarreal Anaya, que toda su vida se dedicó a ser un burócrata socialmente perfecto, que a entender los misterios de la política social y pública.

Con todo respeto para su humanística carrera de doctor, pero no es lo mismo ser experto en checar tarjeta en el Imss esperando un sueldo mensual ensobretado contante y sonante, que lidiar con gente de a pie, a veces en huaraches y a veces a raíz, y mandarlos contentos a sus micro poblados en autobús porque no hay para coche, sabiendo que un problema más les fue resuelto.

En eso estriba la diferencia entre El Truco y Américo, que bien podría acabar su vida gozando de una pensión por cesantía de unos 60 mil pesos mensuales, porque como doctor contribuyente por justicia la merece.

Otros burócratas, médicos, ingenieros o contribuyentes que pertenecen al sector privado son más «truchas» y logran pensiones que les resuelven el fin de su existencia con hasta 90 mil pesos por mes, cifra nada despreciable si consideramos que los UMA’S se incrementan en automático anualmente.

Al fin dicha pensión se les incrementa, pero no sé les reduce.

El Truco Verástegui es un político telegénico y de imagen que vende, es decir, es favorecido por ciertos rasgos físicos que lo definen enseguida entre las audiencias, sean de televisión, internet o diarios que formatean texto e imagen a la vez.

Y téngalo por seguro, en el war room (cuartel de guerra) de sus publicistas o diseñadores de imagen, el tema ya está siendo visto, listo para pasarlo del cuadernillo de las teorías al campo de la realidad.

A   en diciembre casas encuestadoras coincidan en darle apenas un ocho por ciento en preferencias o intención de voto a favor.

Hoy, a menos de sesenta días de aquellos tiempos inciertos, las mismas casas lo ubican en segundo lugar de preferencias con hasta un 33 por ciento.

¿Alguien puede asegurar que El Truco Verástegui no sabe subir peldaños con rapidez?

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)