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Megalómanos tamaulipecos

Por: Melitón Guevara El Día Miercoles 08 de Septiembre del 2021 a las 22:48

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Tamaulipas está viviendo una efervescencia inusitada por el poder, una lucha inigualable, sobre todo en MORENA. El proceso aun no inicia, será hasta este domingo, pero da igual: quienes aspiran a gobernar, a detentar el poder, no se mide y si comen muchas ansias por ser el abanderado partidista. Quieren serlo, dice Ricardo Monreal, hasta del otro lado: unos interpretan que son gringos, que viven allá; otros, que son enemigos disfrazados, panistas, son truqueadores (El Truco).

La lista día con día crece: el primero en anotarse, por su condición de ser senador (al estilo priista) fue Américo Villarreal Anaya; le siguieron Héctor Garza González y Rodolfo González Valderrama, que se asumen como amigos de AMLO; Erasmo González, el diputado federal y, se entiende, apuntalado por Mario Delgado; también se anotan los Presidentes Municipales: Adrián Oceguera, de Madero; Mario López, de Matamoros; Carmen Lilia Canturosas, de Nuevo Laredo… y en esta semana se apuntó Maki Ortiz, la panista de Reynosa.

EL PODER.

¿Qué es el poder? ¿Para qué sirve? La primera respuesta nos lleva a varias consideraciones: para unos, el poder es una relación de fuerza, así de simple: sucede, por lo regular, en los Congresos, el partido en el poder, si es mayoritario, aplasta, no escucha razonamientos, explicaciones. Por otra parte, para unos el poder es evidenciar que una persona tiene capacidad para imponer a otros su voluntad, incluso, en contra de su voluntad, es decir, obligarlo a que haga algo aunque no quiera.

Ejercer el poder, entonces, conlleva la satisfacción de que se pueden lograr cosas que sin él sería imposible lograr; pero, además, está comprobado que ejercer el poder concede ventajas, privilegios y prebendas, entre ellas la oportunidad de aprovecharse del dinero público, traficar influencias… por eso, se dice, que en cada sexenio hay nuevos ricos: a costa de los negocios que se hacen con las obras públicas, los contratos, las concesiones y, claro, el dinero que se roban de las arcas públicas.

LA ADICCION DEL PODER.

El mejor ejemplo de que el poder es una adicción lo tenemos con Andrés Manuel López Obrador: lo persiguió como priista, como perredista y como morenista: tardo más de veinte años en tenerlo en sus manos, fue 3 veces candidato presidencial. Conoció las entrañas del sistema político y lo venció, ahora gobierna igual que un Presidente priista: es omnipotente, poderoso y hace cualquier cosa que se le ocurra, la única diferencia, como bien lo dice, que ya no hay corrupción.

Y eso cambia la ecuación: como ya no hay corrupción, no puede convertir en cómplices a los corruptos; entonces, usa el poder del Estado, en este caso, a la Unidad de Inteligencia Financiera y a la Fiscalía General de la Republica para doblegarlos: así doblego, por decir, a Jueces y Magistrados; así busca neutralizar a sus opositores…hagan de cuenta, si tienen cola que les pisen, pues se las pisa, de tal manera que puede eliminarlos de la jugada, tal y como está sucediendo con Ricardo Anaya.

MEGALOMANOS TAMAULIPECOS.

Es evidente que en Tamaulipas hay megalómanos del poder, que lo buscan, lo desean, a toda costa; al grado que, en determinado momento, no les importa los medios que usen para hacerse del mismo, con tal de lograrse el propósito..

El caso más sintomático, más vivo, lo estamos viendo en Reynosa: Maki Ortiz, peleo la gubernatura a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, perdió y se dedicó a construir un poder territorial: se mantuvo como senadora, de ahí brinco a la Presidencia Municipal; luego doblego al gobernador, quito a su candidato y volvió a ganar, se reeligió: y ahora, en la elección local anterior, logro imponer a su hijo… por otro partido, por MORENA. Y para mostrar su megalomanía, su adicción al poder, ya anuncio que en su momento se registrara para ser candidata de MORENA (no es miembro) a la gubernatura. Como dicen en el rancho: no llenan.

ANIMALES POLITICOS.

Decía Aristóteles que el ser humano es un animal político por naturaleza propia. Solo que, no todos, tienen las condiciones y habilidades para serlo. Por decir, quienes conocen la historia de Marcelo Ebrard como de Ricardo Monreal, encuentran más y más evidencias de que saben cómo conseguir el poder político, saben utilizarlo, no se rinden y luchan bajo una estrategia: diría Maquiavelo, persiguen al poder, con sus propias armas y acceden por la decisión de otro, menos por la suerte. Imaginen frente a frente, luchando por el poder, al senador Américo Villarreal Anaya y a Maki Ortiz.

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.

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