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Me vas a decir brujo

Por: Melitón Guevara El Día Martes 25 de Mayo del 2021 a las 17:46

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Toda mi vida, bueno desde que aprendí a leer y escribir, me la he pasado leyendo y escribiendo; hagan de cuenta, haciendo uso de mis ojos, incidiendo en mi mente. Acción que se intensifico en la escuela preparatoria nocturna para trabajadores, cuando de hecho decidí mi futuro profesional: estudiar administración pública, porque en Victoria no había ni periodismo, ni filosofía y letras, o literatura.

Mis ojos, hagan de cuenta, que han sido una herramienta esencial para mi trabajo profesional. Por eso, hace 7 meses cuando me recomendaron que: “se tiene que operar cuando menos en 6 meses”, me angustie. Pensé mil cosas, de que si perdía la vista, de que si ya no podría leer o de escribir, como lo he realizado años y años.

EL DIAGNOSTICO.

A lo largo de mi vida, después de concluir mis estudios universitarios, empecé a usar lentes. Y gradualmente fui notando como, año tras año, la vista se va deteriorando; y más cuando tienes como compañera a la diabetes. Y un día, no hay de otra, te tienes que operar. En la revisión o evaluación oftalmológica, me dijo el doctor: tiene un problema severo, la buena noticia, es que tiene solución.

Y tome la decisión. En la revisión ocular para determinar tipo y características del lente intraocular, el especialista no dudo en preguntarme: ¿Cuánto tiene con la diabetes? Y siempre les dijo: me entere en el 95, no sé cuántos años antes inicio. Son 26 años y seguiremos contándolos. No hay otra opción.

LAS OPERACIONES.

Antes de la operación del ojo derecho, el primero, investigue sobre la operación. Que tienen, hoy en dia, el 99% de efectividad; que duran entre 15 y 20 minutos y que la recuperación puede tardar entre uno o dos meses. Ahí es donde comienza, lo que un dije, que era un martirio: los cuidados posoperatorios no es que sean complicados, pero si incomodos: gotas cada 4 horas, no dormir boca abajo ni del lado del ojo operado, no agacharse, no hacer un esfuerzo, no cargas pues, cosas pesadas.

Ayuda mucho la actitud del equipo médico: ya en la mesa de operaciones te preguntas, como se siente Don Melitón, está tranquilo, mi respuesta siempre fue: claro, confió en Dios y en ustedes. La preparación es cuidadosa, las enfermeras instalan las conexiones a los aparatos que monitorean las funciones principales del cuerpo humano; por cierto, antes toman presión y glucosa.

EXPERIENCIA POSOPERATORIA.

Esa fue, para mí, un martirio: nunca he dormido bocarriba, ni del lado izquierdo. Paciencia, prudencia y serenidad, me dijeron mis amigos. Al día siguiente de la operación ya sentía que traía ojo bonico, veía demasiado bien; incluso, en un par de días, podía hasta leer y escribir en el celular. El efecto fue pasando y a los 7 días, en una revisión me indican: hasta el mes, mínimo, recibirá la prescripción médica… y ahí mismo, en la evaluación del otro ojo, tome la decisión de operar el ojo izquierdo.

Fue una experiencia distinta. El primer día no veía nada; al día siguiente y los subsecuentes, fue mejorando gradualmente, pero sin llegar al nivel del ojo derecho. Fue cuando, hagan de cuenta, me espante, pensé: ¿haría algo indebido que provoca un daño en mi visión? En la noche, las luces de los carros, de los focos de la calle, los veía como arbolito de navidad, todos como un abanico en una dirección. La verdad me sentía desanimado… llegue a echarle la culpa al doctor, pensé: se me hace que no me opero, que solo me echo agüita, que a mi ojo izquierdo le había tocado el 1% de la inefectividad de la operación.

ME VA A DECIR BRUJO.

El lunes 24, a las 1.30 pm fue la revisión oftalmológica. Como siempre, el doctor me recibe con una expresión de alegría, de amabilidad y me pregunta: ¿Cómo se siente Don Melitón? Espantado, le respondí y le expliqué mi experiencia con uno y otro ojo. Me miro, me dijo, no se preocupe, y me ordena: vea a su esposa y tápese el ojo derecho, ¿Cómo la ve? Borrosa, sin nitidez y claridad, como desenfocada. Se sonrió y me dijo: Espere, le quito el punto y me va a decir: brujo, brujo…

Y le dije: brujo, brujo, al voltear a ver a mi esposa y verla radiante, con claridad, una imagen estupenda. Así que, con ese resultado, no había cosa más que decir: gracias, muchas gracias, me siento como nuevo, con vista casi biónica. Y me aclaro, el proceso aún no termina, tenemos que esperar que desaparezca la inflación, en promedio, dentro de un mes y le recetare lentes para leer.

EL BRUJO Y SU EQUIPO.

Los ojos son, para todos, esenciales para disfrutar la vida. Y en mi caso, por el tipo de placeres gustosos, como leer y escribir, son relevantes y significativos: no sé qué sería de mi vida sin leer y escribir. Por eso, agradezco al brujo y a su equipo su profesionalismo, su responsabilidad, pero sobre todo el ánimo y la confianza que inspiran al paciente: generan certidumbre y seguridad, vivimos una experiencia que nutre nuestra vida, nos da ánimo para seguir disfrutándola.

El brujo, tiene nombre: John Didier Villarreal y en las operaciones es asistido por su esposa, la también doctora Azucena Villarreal; por el anestesiólogo Julio Lee Villela y las enfermeras Sayne Torres y Reyna Berrones. A ellos, mi reconocimiento, mi agradecimiento y mi recomendación. ¡Enhorabuena!

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.

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