Por: Carlos Santamaría Ochoa17/10/2011 | Actualizada a las 14:23h
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Este lunes 17 se celebró el
aniversario número 40 de Nuevo Padilla, que se denomina “pueblo histórico”,
aunque la verdadera historia se tejió en las tierras hoy sepultadas por las
aguas de la presa “Vicente Guerrero”. Y en ese sentido, hay que rescatar,
como lo hizo el doctor Melitón Guevara, el verso de José Mercado Rodríguez,
-Pepe, para quienes tuvimos el honor de conocerle- y disfrutar de su sabiduría: “Te estoy mirando Padilla, en los ojos
del recuerdo, que no quisiera estar triste, ni llenar de angustia el pecho,
porque no eres lo que fuiste, y no volverás a serlo”. Pepe Mercado se
distinguió por ser uno de los más virtuosos hijos de Padilla. Profesor y
miembro de la masonería tamaulipeca en sus mejores tiempos, se distinguió por
ser un ser humano en toda la extensión de la palabra. Hijo del Padilla viejo, aquel que hoy
se cubre con millones de metros cúbicos de agua procedente de diversos ríos,
Pepe Mercado es uno de esos personajes que Padilla entregó al mundo. El poblado asoma hoy penosamente la
parte superior de su escuela, donde la profesora de primaria hacía cantar a los
niños “La Internacional”, aquella canción guerrillera de los treintas y
cuarentas, del siglo pasado. Hablar de Padilla es recordar los
juegos de aquellos niños que asomaban en la plaza donde se levantaba un
monumento para recordar el fusilamiento de Agustín de Iturbide, justo en una
esquina. Hoy queda la placa en el mismo sitio, y dos o tres cuadras adentro,
asomaba la vivienda de la familia Bujanos, a decir de Guadalupe, la inolvidable
Guadalupe que, en aquel viaje de remembranzas y cánticos vivió nuevamente los
días de su infancia, como nos lo hizo saber. Guadalupe fue la más pequeña de los
hijos de Cristina González y Andrés Bujanos hombre muy querido en Padilla, ex
alcalde y padre amoroso con sus hijos, de los que tuvimos oportunidad de
conocer a Concha, Lola y Guadalupe (qepd). Padilla es recordar al padre Frías y
sus anécdotas que suelen contarse en ocasiones un poco fuera de la realidad,
pero que le ligan con aquel famoso conflicto con los masones de Padilla, o con
la idea de remodelar el tempo, que hoy se levanta fuera de las aguas, como
queriendo renacer, al igual que la reputación de este municipio, en alguna
ocasión, capital del estado de Tamaulipas. El padre Frías fue, es y seguirá
siendo hijo predilecto de Padilla, donde quiera que se encuentre. Hay muchas cosas por las que la gente
de Padilla suele enorgullecerse. Algunos miembros de familias distinguidas, ya
entrados en años, acostumbraban preguntar a los que nos acercábamos sobre
nuestros padres o abuelos. Eran los tiempos en que todos se conocían y sabían
de donde venía cada uno. Padilla fue evacuado y sus calles
fueron inundadas hace cuarenta años, un 17 de octubre, para que, según los
lugareños, se desperdiciaran las mejores tierras del centro del estado, que
llenas de agua perdieron su vocación agrícola en una decisión probablemente
equivocada o no. No se sabe hoy en día. Lo que sí se sabe es que la gente
originaria de aquel viejo pueblo salió disgustada y muchos viven hoy en lo que
conocemos como Nuevo Padilla, y que recoge muchas de las historias que se
tejieron diariamente en las calles de uno de los sitios más emblemáticos de la
entidad. Cuántas veces no hemos ido a recorrer
la parte donde se encuentran las ruinas del Viejo Padilla y paseado por ahí en
distintas épocas: en lancha, cuando el agua no permitía más que el mínimo asomo
de la torre de la iglesia, o a pie, cuando pudimos caminar por la vieja
escuela, o quizás, cuando cruzamos su plaza y fotografiamos la placa de
Iturbide y su fusilamiento. Cuando transitamos, una a una, por sus viejas
calles en tiempos de una tremenda sequía. Este año celebraron los padillenses
cuarenta años de vivir en el nuevo sitio que el gobierno les asignó y han
organizado una serie de festejos en los que ha participado gente notable de
ahí, orgullosos de sus orígenes. Con ellos, el reconocimiento a Pepe
Mercado, a su memoria, y a cada uno de los hijos de Padilla que hicieron
diariamente la historia que hoy nuestros abuelos y tíos cuentan a las nuevas
generaciones. ¡Feliz aniversario, Nuevo Padilla, que
tienes que tejer tu propia historia! Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx
Carlos David Santamaría Ochoa,
(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.
Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).
Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.
Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.
Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.
Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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