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Sobre el caso B. Russell

Por: Ricardo Hernández El Día Martes 22 de Septiembre del 2020 a las 09:13

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Cuando nos encontramos viendo una película, sea cual sea su género, a los pocos minutos se puede uno dar cuenta si estamos emocionados o no, si nos interesa o mejor la quitamos. La emoción o la pasión que sentimos durante y después de la historia, es la recompensa a la necesidad que tuvimos de pasarla bien.

Algo parecido me ha estado sucediendo con las lecturas de filosofía, principalmente con el descubrimiento de lo que ha sucedido en torno a los escritos de los filósofos, particularmente con el pensamiento de algunos de ellos que en su momento no fue bien visto en ciertas partes del mundo.

Como es el caso del filósofo, matemático y escritor británico Bertrand Russell (Inglaterra 1872-1970) a quien he estado leyendo estos últimos días, tanto su biografía como parte de sus obras, como el libro “POR QUÉ NO SOY CRISTIANO”, a través del cual el autor reflexiona ese ‘porqué’.

Sus ideas plasmadas en sus obras, fueron, en cierta forma, la prueba del delito por lo cual se le negó la autorización para que impartiera la cátedra de filosofía en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, por el año de 1940.

El apéndice que viene en esta obra con el título: “CÓMO SE EVITÓ QUE BERTRAND RUSSELL ENSEÑASE EN LA UNIVERSIDAD DE LA CIUDAD DE NUEVA YORK”, se explica en diez capítulos los hechos más relevantes que se suscitaron en torno al caso Russell.

Cuando terminé de leer esta historia me quedé en shock, sentí una especie de cólera, incluso llegué a pensar en voz alta: ¡No puedo creerlo!

Me había solidarizado desde mi asiento y frente a mi computadora, con el filósofo mundialmente reconocido por ese entonces, y a pesar de ser un hombre mundialmente reconocido simplemente no era posible lo que le estaba sucediendo en la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

Que el señor Russell fuera ateo, o tuviera una mentalidad diferente no debió ser nunca motivo de burla, de difamación, ni de cualquier otro ataque hacia su persona.

Si sus ideas iban contra la moral, ¿entonces por qué se le concedió el premio nobel de literatura en 1950?

Si retrocedemos un poquito en la historia de la filosofía podemos preguntarnos: ¿qué pasó con el filósofo griego Sócrates? ¿No lo obligaron a tomar veneno (cicuta) según esto porque corrompía a los jóvenes atenienses?

Habrá otros casos parecidos al de Sócrates como al de Bertrand Russell que lamentablemente se les difamó por sus ideas tan originales; esas ideas que nos hacen cambiar de mentalidad; son ideas que permiten ver la otra parte de la historia.

Ludwig Wittgenstein (Viena 1889- Reino Unido1951) fue un importantísimo filósofo de su tiempo, incluso se le ha reconocido como un ‘genio’; llegó a ser alumno de Bertrand Russell.

Al principio les hablé sobre la emoción que se llega a sentir en ocasiones cuando uno le pone mucho interés a una película, lo dije porque creo estar apasionándome con las biografías de los filósofos. Este apasionamiento me ha llevado a sentir diferentes estados de ánimo: de alegría, de tristeza, de coraje (por las injusticias en contra de los filósofos), de solidaridad.

Cuando considero que mis emociones están desbordándose, procuro leer la introducción que viene en el libro “Historias de las doctrinas filosóficas”, de Raúl Gutiérrez Sáenz. (Trigésima octava edición, 2006), la cual es una recomendación para que el alumno observe, se enseñe a apreciar y a formar equipo con personas de diferente ideología.

Esta lectura me tranquiliza, porque es verdad que uno llega al grado de sentir cierto resentimiento contra ese alguien que le causó la muerte o el desprestigio a un filósofo.

Hace tiempo cuando yo era estudiante de prepa y que apenas había tomado unas cuantas clases de filosofía, me formulé una pregunta la cual hasta hace poco encontré -cual rompecabezas- un pedacito de la respuesta: ¿vamos avanzando en la historia o vamos retrocediendo? ¿Y si vamos avanzando: qué tanto hemos avanzado? ¿Y si vamos retrocediendo: qué o quién nos está impidiendo el progreso?

Creo estar descubriendo poco a poco la verdad, y ese pedacito de verdad duele, lastima, incomoda, pero es la verdad.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.

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