Recuerdo muy bien que en la preparatoria llevé la materia “Introducción a la lógica”, desde entonces se me quedó bien grabado el color del libro, así como el nombre del autor.

El libro era un poco grueso, blanco con azul; su autor Raúl Gutiérrez Sáenz.

Las lecturas que ofrecimos en clase frente al maestro, no me ayudaron en gran cosa para despertar mi amor por el tema, tanto es así que hasta el día de hoy no me he tomado el tiempo para dedicarle un par de minutos, aunque sea.

Lo voy a tener que hacer, sólo que ya no como una obligación o compromiso de escuela, ya no tanto para sacar un diez, sino porque los intereses que persigo son otros, no muy diferentes, pero sí llevan un buen propósito que es el de aprender filosofía.

Aunque llevé la materia de filosofía en el bachillerato, no relaciono a Raúl Gutiérrez Sáenz con esta materia.

A donde quiero llegar es a lo siguiente.

No hace mucho tiempo que adquirí el libro “Historias de las doctrinas filosóficas”, precisamente de Gutiérrez Sáenz; la introducción que hace sobre el contenido del libro es muy interesante.

Veamos por qué.

Gutiérrez Saénz dice que “Cada persona capta la realidad a través de sus propios lentes de color”. Enseguida da una explicación al respecto.

Lo que entendí fue que el estudiante debe aprender a colocarse diversos lentes de color; es decir, debe aprender a ver a través de diferentes lentes como lo pueden ser lentes marxistas o existencialistas.

Yo, estudiante, debo aprender a colocarme los lentes de color de los diferentes filósofos que han existido desde la antigüedad hasta el día de hoy, lo cual quiere decir que tengo la gran oportunidad de poder ver la ingeniosidad humana de que se ha valido para ir desarrollando su pensamiento, su filosofía.

Pero el hecho de que el estudiante use ciertos lentes ajenos no quiere decir que el estudiante tenga que inclinarse necesariamente por tal o cual filosofía.

La invitación que hace Gutiérrez Sáenz es muy clara:

“(…) saber jugar con los propios lentes, saber utilizar lentes extraños, saber apreciar lentes ajenos, saber situar los propios lentes en el papel que les corresponde, como un instrumento cognoscitivo, como un arma para captar las cosas y apreciar a las personas, mas no como un elemento de consistencia absoluta, dogmática e imperecedera.” (Introducción, pág. 7).

En este sentido he tenido la oportunidad de conversar con algunos camaradas con quienes hemos discutido este punto; es decir, en filosofía se puede llegar a simpatizar con ciertos pensadores, pues hay quien tiene muy metido en su vida o en su mente a Epicuro, a Marx, hay quien piense en Santo Tomás de Aquino; habrá quienes sean socráticos, platónicos, aristotélicos.

En estos días, por ejemplo, he leído algo breve sobre Michel Foucault, sobre Kant, sólo que mi intención hasta el momento es de conocer; necesito conocer la filosofía de esos pensadores que ha dado la humanidad a lo largo de la historia de la filosofía.

No puedo decir o asegurar sobre qué filosofía es con la que mejor simpatizo, pero en la medida en que he estado estudiando tengo la sospecha de hacia dónde me estoy inclinando.

Creo -y más adelante lo sabré a ciencia cierta- que para decidir una postura filosófica, o para llegar al punto de crear cada uno su propia filosofía, tienen mucho que ver las circunstancias donde uno crece, el ambiente, la educación, la formación.

Dicho con todo respeto, así alguien me podrá hablar mucho de Dios y del filósofo Santo Tomás de Aquino, pero si yo crecí en un ambiente donde no se acostumbra a hablar de Dios, entonces considero que no podré leer a Santo Tomás de Aquino con la fuerza necesaria como para estudiar su pensamiento; lo mismo podrá suceder con Marx o con cualquier otra filosofía.

Las circunstancias me conducen a una forma de pensar, creo yo, por una necesidad, de acuerdo con mi propia realidad; tal vez necesite encontrar respuestas más adecuadas a mi realidad, o quizá tenga que crear para creer.

Aunque en forma breve, pero sin profundizar aún, por lo pronto me he puesto a jugar con los lentes de color de los presocráticos; también me he colocado los lentes de color de Sócrates, Platón y Aristóteles, de San Agustín, de Santo Tomás de Aquino, de Duns Scoto, de Occam, de Descartes, de Francis Bacon, de Locke, de Hume.

Falta colocarme otros lentes de color como los de Spinoza, Leibniz, Hegel, Comte, Huserrel, Scheler, Bergson, Marcel, Heidegger, Sartre, Russell, Richard Rorty, Jaques Derrida, Hans-Georg Gadamer.

¡Este fue el apunte de hoy! ¡Comparte la experiencia!

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.