Hoy es Jueves 18 de Abril del 2024


Practiquemos la filosofía

Por: Ricardo Hernández El Día Jueves 16 de Julio del 2020 a las 08:45

La Nota se ha leido 764 veces. 2 en este Día.

¿Se acuerdan del primer principio fundamental de Descartes, aquel que dice: “Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum)?

Aunque en el terreno de la originalidad no ha sido tan original que digamos, pues San Agustín había usado el principio: “Si fallor, sum” (si me equivoco, existo) (1).

Comenzando con el desarrollo del tema, me gustaría poder reflexionar sobre el principio cartesiano: “Pienso, luego existo”, donde la palabra ‘luego’ usada después de la coma, me cuesta un poco de esfuerzo entender la idea que encierra ese principio.

Es decir, logro interpretar algo así como: primero pienso, después existo. ¿No es primero el existir o la existencia, luego el pensar? ¿Se puede pensar sin existir? ¿Se puede existir sin pensar?

Ahora, si reflexiono en lo que quiere decir ‘ergo’ = por lo tanto, ¿cómo se puede entender de esta manera?; o sea: pienso, por lo tanto, existo.

Ese “por lo tanto” viene a ser una confirmación de mi existencia antes de pensar o al estar pensando. Yo pienso, por lo tanto, existo; yo mismo estoy consciente de que existo y pienso.

El primer principio cartesiano o principio fundamental, encierra un pensamiento asombroso, porque le está dando mucha importancia primero al pensar, al razonamiento, a la inteligencia.

Porque las cosas pueden existir, pero no todas las cosas tienen la capacidad natural de pensar. El hombre goza de ese instrumento que es la razón; el hombre piensa y el pensar o el pensamiento tiene en Descartes un valor increíble.

Yo mismo me he dado cuenta de que no es lo mismo -para mí- entender o interpretar “pienso, luego existo”, que “pienso, por lo tanto, existo”.

El principio de San Agustín también es interesante: “Si fallor, sum” (si me equivoco, existo).  En este caso, creo que ese principio es más concreto, porque si me equivoco existo (sin coma antes de ‘existo’).

Y lo contrario sería: si no me equivoco no existo.

Si se dan cuenta, en estos dos principios la palabra ‘existo’ se encuentra en una segunda posición, no está en primer plano. Así, las palabras ‘pienso’ y ‘si me equivoco’, ocupan la primera posición.

Podríamos pensar que la razón y la existencia son conceptos que tienen su explicación filosófica, aportaciones que han hecho sobre los temas grandes pensadores no tan sólo de la época actual, sino desde otras épocas, como en la edad antigua, pasando por la época medieval, edad moderna y en la posmodernidad, o época contemporánea.

Pero volviendo con Descartes y una vez reflexionado sobre lo que me interesaba explicar sobre el primer principio cartesiano: “Pienso, luego existo”, también me gustaría poder compartir mi opinión sobre la “Duda metódica”, de Descartes.

De antemano quiero decirles que Raúl Gutiérrez Sáenz aclara en su libro “Historias de las doctrinas filosóficas”, que la duda que propone Descartes “Por lo tanto, no se trata de una duda escéptica, en donde el fin es dudar por dudar. Es una duda metódica (…)” (2).

En este caso, mi reflexión al respecto consiste en: ¿qué pasaría si ponemos en práctica el método de la duda para casos prácticos?

Es decir, al estudiar filosofía nos vamos dando cuenta de la manera en cómo los filósofos se las han ingeniado para razonar y poder llegar a conclusiones, y esas conclusiones, muchas de ellas, han sido reconocidas hasta el día de hoy, incluso, habrá quienes les saquen provecho para su vida práctica.

Si yo, por ejemplo, al estar escuchando atentamente a una persona, pero que al mismo tiempo no estoy creyendo en todo lo que dice, por lo tanto, me reservo mis dudas al respecto.

La pregunta es: ¿en qué me puede beneficiar la duda, si la uso como un método para llegar a conocer la verdad?

Porque la verdad sea dicha, muchas veces creemos a ‘ciegas’ y los resultados no son nada agradables.

Entonces, si usamos la duda como una forma de ejercicio intelectual, tal vez podamos descubrir algo que nos pueda llegar a sorprender.

Como el ejemplo de Heráclito, quien decía que nadie se baña dos veces en el mismo río (3). ¿Por qué lo dijo el filósofo? Porque según Heráclito las cosas están en constante cambio.

¿De qué manera podemos utilizar esa filosofía en nuestra vida práctica?

Se me ocurre pensar en que necesitamos estar en constante movimiento, que fluyan ideas, que no seamos todo el tiempo seres pasivos, que la acción sea nuestro motor de empuje.

Por eso creo que es necesario estudiar filosofía, por un lado, para entenderla, para conocerla, para aprender a tener un pensamiento reflexivo, crítico.

Por otro lado, de ser posible darle un sentido práctico para nuestras vidas.

Este fue el apunte de hoy. ¡Nos vemos pronto!

¡Comparte la experiencia!

________________

(1). Gutiérrez Sáenz, Raúl (2006). Ver cap. XV Descartes, pág. 98, en “Historia de las doctrinas filosóficas”, edit. Esfinge. México.

(2). Ibid., pág. 97.

(3). García Morente, Manuel (1979). Se puede leer “Heráclito”, pág. 56, en Lecciones preliminares de filosofía, edit. Porrúa, S.A. México.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.

DONA AHORA

Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ


DEJA UN COMENTARIO

HoyTamaulipas.net Derechos Reservados 2016
Tel: (834) 688-5326 y (834) 454-5577
Desde Estados Unidos marque: 01152 (834) 688-5326 y 01152 (834) 454-5577