Si alguien me hubiera ofrecido una beca para estudiar pintura o dibujo, lo más probable es que le hubiera dicho “gracias, pero no me interesa”.

Si una persona me ofreciera la oportunidad de una beca para estudiar diseño gráfico, lo más seguro es que aceptaría con mucho gusto, sobre todo porque estaría más relacionado con las actividades que actualmente estoy llevando a cabo.

Como ni una cosa ni la otra es un hecho, lo que sí puedo decirles es que por pura curiosidad me he estado involucrando en estos días tanto con el tema de la pintura, así como con el diseño gráfico.

En este caso, voy a hablarles de los efectos positivos que en carne propia siento en este momento por el hecho de estar creando pinturas y dibujos digitales por medio de las aplicaciones Paint 3D, Sketchbook y con Fresh Paint.

Para empezar, creo que mi imaginación ha encontrado un escape, o un espacio donde puedo plasmar lo que pienso.

Es decir, las ideas no tan sólo se materializan por medio de letras y palabras, sino también a través de formas y colores. El tema se presta para darle un enfoque filosófico, incluso, psicológico; pero no es el caso, pues no soy experto en la materia.

Mas bien quiero comentarles que esa forma de expresión por medio de formas y colores me está haciendo ver lo que está frente a mis ojos, los colores y las formas que se encuentran a mí alrededor, en las flores, en las frutas, en el cielo, en los ojos de mi madre, en la piel de mi hermana.

Mezclar colores y jugar con ellos para pintar me está haciendo más sensible a la vida, tengo la sensación de que me estoy ‘descongelando’.

Mi mente se transporta con los colores, mis ojos buscan detalles en la pintura, buscan orillas, buscan formas.

Mi mente viaja, se transporta hacia lugares infinitos, incluso, hasta lugares que ni yo mismo podría imaginar que existían.

De repente los mismos colores me transportan al espacio, hasta las estrellas, me siento en la luna, puedo tocar el sol, puedo sentarme sobre las aguas del mar.

Luego ya no soy el mismo de hace un momento. Cuando mi madre me habla para invitarme a comer o a tomar café, ya no soy el mismo de hace una hora.

Todo se vuelve interesante, me siento un poeta, un pintor, me llego a sentir un artista. Pero todo queda en mí, en mi interior, todo queda en mi cuarto. Afuera no sigo siendo el mismo, sino una mejor persona.

¡Comparte la experiencia!

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.