Reynosa, Tamaulipas. - Sin importar idioma, origen, nacionalidad o circunstancia, los niños migrantes que se encuentran en el Albergue Senda de Vida en Reynosa se emocionaron con la visita de Santa Claus.

Con la misma ilusión, niños de África, Cuba, Honduras, El Salvador y hasta de algunos de estados de México, corrieron entusiasmado a abrazar a quien saben les trae regalos en la noche buena.

Lo anterior sin saber que el propio Santa que llegó cargado de regalos, es también un refugiado venezolano.

En el albergue para migrantes Senda de Vida, reynosenses altruistas organizaron una posada para los más de 50 niños que permanecen con su familia, esperando cumplir con el sueño americano.

Por unas horas las familias olvidaron el viacrucis que han pasado para llegar hasta estas tierras tan lejanas, en una amena convivencia en donde se pintaron sus caritas con sus personajes favoritos, jugaron junto a sus padres, le pagaron a la tradicional piñata mexicana y se tomaron muchas fotos del recuerdo.

Agradecido por ver un rostro amable por parte de los reynosenses, Ever Zuluaga, el Santa Claus venezolano, que tiene dos meses de haber salido de su país, comentó que es muy grato recibir estas muestras de cariño y apoyo en momentos en que todos los migrantes han tenido que abandonar su país, en medio de las circunstancias más crueles de sus naciones.

Profesor universitario en su país, agradeció este gesto de ilusión para quienes fueron arrancados de su vida cotidiana.

"Necesitamos cosas buenas que nos hagan entender que no todo es cruel, no todo es estresante, sino de entregarle a los niños un poco de ilusión, no importa de donde vengan ni qué idioma hablen, puedan ser un parte de todo", precisó.