Tampico, Tamaulipas. - Diez años han transcurrido desde el desalojo violento de los habitantes de la antigua colonia Mano con Mano, y los vecinos no cejan en su visión de volver a poblar el predio, señaló Neri Márquez Silverio.

Aseguró que se tienen los instrumentos legales que les puede abrir dicha posibilidad para obtener el anhelado predio, del que fueron despojados hace 10 años por las autoridades.

Indicó que se preparan para regresar a esos terrenos, ya que asegura que existen condiciones legales para volverlos a ocupar para darles terrenos a las más de 200 familias que todavía demandan un lugar dónde vivir.

Violento desalojo acabó con la colonia.

Los vecinos, como se recuerda, estaban por cumplir 15 años en el asentamiento irregular, que se ubicaba a un costado del Libramiento Poniente de Tampico, y hasta donde llegaron elementos de la Policía Metropolitana para retirar a todas las familias que no habían aceptado ser reubicadas.

Las que aceptaron salirse fueron llevadas a Altamira, al sector conocido como Unidos Avanzamos Más.

Hace 10 años vivieron horas de tensión en dicho sector irregular, pues desde la madrugada algunas familias habían decidido no permitir el ingreso de policías o trabajadores de la comuna de Tampico, en ese tiempo encabezada por Oscar Pérez Inguanzo, colocando para ello barricadas de forma temeraria.

El operativo policiaco que lideró el entonces delegado de la Procuraduría General de Justicia estatal, Enrique Aragón Sierra, y el comisionado de la Policía Metropolitana Martín de la Fuente, y auxiliados por efectivos de la Policía Ministerial, acabó con las aspiraciones de las familias.

Los líderes de movimiento Víctor Zenón Vargas Cruz, Neri Márquez Silverio y los colonos, sucumbieron al arrasamiento de la Policía, pues ingresó lanzando bombas lacrimógenas y chorros de agua para neutralizar a los rebeldes vecinos que evitaban también la salida de otras familias.

Al final de la refriega, la cual terminó a los pocos minutos, hubo 200 personas detenidas, decenas de golpeados, casas incendiadas y destruidas por las máquinas Caterpillar DC-10, para no dejar ni restos de las viviendas que eran de lámina y madera, pero que también las había de material, sepultando los sueños de estos habitantes de contar con una propiedad.