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Los guna sobreviven a malaria y fiebre amarilla, ¿y al cambio climático?

Son un pueblo indígena que vive en Panamá y el norte de Colombia, un pueblo orgulloso de su idioma, el dulegaya, hablado por más de 30.000 personas, según los datos oficiales del censo panameño de 2010
Por: Notimex El Día Miercoles 24 de Julio del 2019 a las 09:01

Diwigdi Valiente, una joven guna, se ha convertido en una figura central de la conciencia guna sobre el cambio climático
Autor: Notimex
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Naciones Unidas, (Notimex).- Originario de la selva continental, el pueblo guna llegó a la costa para dejar atrás la malaria y la fiebre amarilla y encontrar un nuevo hogar hace más de 120 años en el noreste de Panamá, y hoy se constituye en vanguardia de la conciencia ambiental.

Un reportaje difundido este día por el portal Noticias Onu da cuenta de las vicisitudes de este pueblo asentado a la fecha en la comarca llamada Guna Yala en reconocimiento de la identidad de sus habitantes, quienes mantienen vivo su idioma.

Diwigdi Valiente, una joven guna, se ha convertido en una figura central de la conciencia guna sobre el cambio climático.

Nacido hace 30 años en la comarca Guna Yala y defensor de los valores de su comunidad: la cultura, la lengua y el cuidado de la naturaleza, Diwigdi o Diwi, como lo llaman sus amigos, es también un activista incansable que entendió la gravedad de la amenaza climática cuando asistió a un congreso en Dublín hace 5 años.

Así que al regresar tomé la misión de hacer que el cambio climático fuese un problema reconocido por la población panameña y en particular por la población indígena guna”, narra.

Fue entonces que Diwi ideó Burwigan, un proyecto para crear conciencia entre los niños guna. Y lo nombró Burwigan precisamente porque significa niños en dulegaya. Diwi está convencido de que los niños tienen el poder de cambiar los patrones negativos en nuestra sociedad y proteger el medio ambiente.

Burwigan nace como una iniciativa personal para comunicar sobre la contaminación que causa el plástico y los efectos del cambio climático específicamente en la isla de la que yo provengo, que se llama Playón Chico”, cuenta.

Los guna son un pueblo indígena que vive en Panamá y el norte de Colombia, un pueblo orgulloso de su idioma, el dulegaya, hablado por más de 30.000 personas, según los datos oficiales del censo panameño de 2010.

La comarca Guna Yala abarca una estrecha franja continental y un archipiélago de 365 islas. Esta condición de pueblo costero e insular ha hecho a los guna el pueblo americano más vulnerable al cambio climático y la contaminación del mar.

Más aún, se considera que serán el primer pueblo indígena desplazado por el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global.

Aunque su eventual reubicación en tierra firme es inevitable y el Gobierno panameño ha comenzado ya ese éxodo con la población de una de las islas, la amenaza de ver su territorio desaparecer bajo el agua, sumada a su ancestral respeto a la naturaleza, ha colocado a los guna a la vanguardia de la conciencia ambiental.

Con una población de alrededor de 4000 personas, Playón Chico es la segunda isla más habitada de Guna Yala y uno de los lugares más afectados por el aumento del nivel del mar en Panamá.

Diwi explica que “Lo que hacemos es llevar artistas que realizan diferentes talleres en conjunto con la comunidad, con los niños, con los maestros y las mujeres para crear conciencia sobre cómo el cambio climático les va a afectar en los próximos años”.

Lo que hacemos básicamente es llamar la atención del público en general y de las autoridades nacionales para que se comience a debatir cómo buscar soluciones al cambio climático o buscar formas de mitigar y disminuir su impacto y para que las comunidades estén preparadas”, expone.

Añade que el cambio climático y la contaminación por plástico hasta hace unos años era un tema que no recibía mayor importancia por parte de las autoridades locales. Lo que estamos haciendo con nuestro proyecto ahora es darle visibilidad al problema no sólo por parte de los artistas que trabajan con burwigan sino por parte de los miembros de la comunidad y de los niños.”

Los niños guna participantes en Burwigan hablan dulegaya, dice Diwi, quien descubrió que es una lengua en la que no existen términos para un fenómeno de la modernidad que afecta a la naturaleza.

En este proceso nos hemos dado cuenta de que comunicar el cambio climático es más complicado de lo que parece en comunidades las indígenas ya que muchísimos de los términos no existen en nuestro idioma”.

En consecuencia, dice Diwi, “hemos buscado la forma de traducir algunos de los mismos y buscar similitudes o analogías para que la gente entienda el problema al que nos estamos enfrentando

Diwi explica que también han combinado palabras creando nuevos términos y, en algunos casos, han conservado el español para referirse a lo que no tiene nombre en dulegaya.

Guiados por los artistas, los niños y sus comunidades trabajan en talleres de arte utilizando plástico, latas y otros desechos para darles una segunda vida y comunicar que tanto el plástico como el cambio climático son un problema cada vez más peligroso.

Por ejemplo, en un taller hicimos diferentes esculturas con plástico, eran esculturas en forma de pescado que colocamos a diferentes niveles de altura alrededor de las casas de la comunidad, las palmeras y diferentes edificios en la isla y dependiendo del nivel en donde estaba el pescado, la gente podía visualizar dónde estará el nivel del agua en los próximo 20, 50 y 100 años

Burwigan empezó a operar en 2016 y, además de crear conciencia en la comunidad guna, tiene el objetivo de llamar la atención de las autoridades del Gobierno nacional panameño, el sector privado y las organizaciones internacionales para recaudar los fondos que hacen falta para trasladar a los guna al continente.

Estamos llevando el proyecto de la mano de la comunidad, del congreso local de Playón Chico. Aparte del apoyo que tenemos de la comunidad hemos logrado el respaldo de la empresa Suez, que es la que se encarga del saneamiento de la Bahía de Panamá y también una de las grandes recicladoras de plástico”, cuenta.

Los guna tienen una historia de pueblo combativo y defensor de su cultura que llegó incluso a tener un periodo de independencia muy breve, pero que le sirvió como una gran palanca de negociación al reintegrarse a Panamá, que en ese entonces tenía poco más de 20 años de ser independiente, y lograr una autonomía única entre los pueblos indígenas del continente.

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